Acabó la buena racha del Rayo Vallecano. Osasuna planteó a los franjirrojos un pulso de poder a poder que consiguió resolver cuando los vallecanos ya firmaban el empate y la portería a 0. La propuesta rojilla fue mejor durante todo el partido salvo pequeños paréntesis en los que el Rayo sí encontró su juego pero no el resultado. Lo esperable cuando tu primer disparo a puerta se produce cerca del minuto 65. Hoy tocó cruz.

Los navarros lograron maniatar el ataque rayista desde el primer minuto con una defensa muy compacta que presionaba constantemente a Óscar Trejo para que no se diera la vuelta y distribuyera a las bandas. Tampoco se quedó atrás el Rayo Vallecano que no permitió a Osasuna estar cómodo en un abarrotado El Sadar. ¡Qué alegría para el fútbol y para la sociedad en general!

Los locales tardaron 23 minutos en probar a Dimitrievski. El normacedonio estuvo muy atento para sacar con el pie el zurdazo de un Kike García que se había quedado sin ángulo. No necesitó más que un robo y un pase al hueco. Para la siguiente ocasión, ni eso: saque da banda, Comesaña rechaza con el cuerpo y el balón se le queda franco a Torró para el disparo. De nuevo el cancerbero rayista, bien colocado, evitaba el 1-0.

Y colorín colorado, la primera parte había terminado. Poco fútbol, pocas ocasiones y poco que llevarse a la boca precisamente cuando el hambre apretaba por culpa de la hora a la que se disputó el choque. Los navarros regresaron de vestuarios con ganas de noquear a su rival. Lo hizo a base de empuje llegando a las inmediaciones del área una y otra vez. Sin demasiado peligro. Hasta que Torró se encontró otro rechazo para volear a placer. Un omnipresente Ciss puso el cuerpo para mandar a corner. El Rayo se libraba de milagro.

El partido pedía cambios. Probablemente hubiera sido mejor poblar el centro del campo para dominar la parcela ancha pero Iraola apostó por el ataque metiendo a Nteka y Guardiola por Falcao y Trejo, ambos con tarjeta. Y le resultó a corto plazo. Los franjirrojos pasaron a contragolpear con mucho peligro y a encontrar su juego entre líneas. Ese que Osasuna había dominado durante todo el encuentro.

El Rayo Vallecano llegaba con mucho peligro pero le faltó tener mayor letalidad en el área. Guardiola disparó manso a las manos de Herrera con Álvaro García solo en el segundo palo. Isi se desesperaba pidiendo la pelota desde la frontal completamente solo. Los centros al área llegaban sin ganar la línea de fondo. Nadie parecía tener el día.

Nadie excepto Manu Sánchez que confió en un balón colgado defendido en inferioridad por la defensa rayista. El Sadar tembló con el 1-0 que dejaba los primeros 3 puntos del año en Pamplona ante un Rayo que hoy pecó de ineficacia en los metros finales. El descuento le arrebató el punto que ganó en el Ciutat de Valencia. Y es que no todos los días la moneda va a caer de cara.