Todos los focos se encendieron y apuntaron a Radamel Falcao cuando el colombiano, después de poner a prueba la cintura de Piqué, decidió que el hueco que quedaba entre Ter Stegen y el palo de su portería era el camino que debía llevarle a la gloria de anotar el histórico gol qe sirvió para que el Rayo derrotase al Barcelona 19 años después. Pero para que todo eso sucediera en apenas unos segundos, lo ocurrido unos instantes antes fue la clave del éxito definitivo de Falcao en particular y del Rayo Vallecano en general.

Cuando Busquets recibió el balón en el centro del campo le dio la habitual pausa que el internacional español suele poner a sus acciones en la medular. Su calidad y visión de juego suelen hacer el resto. Pero con lo que no contaba "Busi", como cariñosamente le llaman algunos, era con tener enfrente a un futbolista espectacular que semana a semana sigue deslumbrando en Vallecas. Oscar Trejo leyó perfectamente la acción de Busquets, se anticipó en el control del catalán y, lejos de equivocarse o buscar protagonismo personal, decidió dar rienda suelta a su calidad y a lo que ya tenía dibujado en la cabeza.

El resto es historia. El gran pase de Trejo fue convertido en extraordinario por el recorte y el remate final de Falcao. La grada de Vallecas explotó y todos reconocieron el mérito de Falcao y Trejo en la generación de un gol que, por su significado, nunca deberíamos olvidar.