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CRÓNICA

Rayo Vallecano 3-1 Mallorca: Lección de ambición

Los franjirrojos salieron desde el inicio a comerse al rival haciendo hasta 5 goles, 2 de ellos anulados

Escrito por Lunes, 22 Noviembre 2021

    Pese a las bajas de Nteka, Ciss y Falcao, el Rayo de Iraola carbura y quiere más

    Sergi Guardiola celebra el gol que suponía el 1-0 contra el MallorcaSergi Guardiola celebra el gol que suponía el 1-0 contra el MallorcaPasión por el Rayo

    Ficha técnica:

    Rayo Vallecano (3): Dimitrievski, Balliu, Saveljich, Catena, Fran García, Santi Comesaña (Pozo, minuto 72), Óscar Valentín (A), Isi (Andrés Martín, minuto 84), Trejo (A) (Unai López, minuto 66), Álvaro García (Kevin Rodrigues, minuto 84) y Sergi Guardiola (A) (Bebé, minuto 66)

    Mallorca (1): Reina, Maffeo, Ruso, Valjent, Brian Oliván (A), Ruiz de Galarreta (Febas, minuto 67), Battaglia, Sánchez (Amath, minuto 67), Dani Rodríguez (Abdón Prats, minuto 84), Kang In (A) (Ángel, minuto 54) y Fer Niño (Mboula, minuto 54)

    Arbitro: Figueroa Vázquez

    VAR: Estrada Fernández

    Goles: 1-0. Minuto 15. Sergi Guardiola. 2-0. Minuto 19. Álvaro García. 3-0. Minuto 61. Trejo (p.). 3-1. Minuto 88. Abdón Prats


    RAYO VALLECANO 3 (Sergi Guardiola, Álvaro García y Trejo p). - MALLORCA 1 (Abdón Prats)

     

    Pensar en grande. Tener ambición. Dos acciones reservadas a plantillas sin fisuras, con una cohesión a prueba de balas y que no están exentas de calidad. Y sobre todo con confianza para no dudar en el intento. Un resumen de lo que Fran García nos contó este pasado lunes en nuestro programa En Clave de Franjay que el Rayo Vallecano 2021/2022 volvió a ejecutar sobre el empapado césped de Vallecas en una fría noche de lunes de finales del mes de noviembre.

    Porque ante todo este Rayo es un equipo. Todas sus piezas conocen a la perfección cuáles son sus mecanismos y dónde les conducen estos. En ocasiones sale cruz pero en noches como la de hoy sale de cara. Una lección de ambición, de luchar por un sueño casi inalcanzable para muchos futbolistas que hace apenas un año ni soñaban con jugar en primera división.

    Todos ellos creen ahora a pies juntillas en la idea de Andoni Iraola y la ejecutan sin pensar diga lo que diga el marcador conscientes de que los resultados le dan la razón. Y contra el Mallorca no fue una excepción. Antes de que el reloj del luminoso llegara al minuto 20 los franjirrojos ya habían encarrilado el partido con dos golazos. El rayismo tenía que frotarse los ojos.

    Porque hacía años que por Vallecas no se veían asistencias magistrales como las de Santi Comesaña al desmarque de ruptura de Sergi Guardiola para el 1-0; ni contras milimétricas y eléctricas como la que sirvió a Álvaro García para hacer el segundo. La noche prometía. Y el Rayo seguía insistiendo pese a la ventaja.

    El cuadro balear estaba completamente desbordado y era incapaz de frenar el ímpetu del ataque rayista. Reina sacaba como podía una ocasión tras otra. No hubo señal de que los de Vallecas jugaran con portero hasta pasada la media hora cuando Dimitrievski sacaba con el pecho un mano a mano a Sánchez. Fue un espejismo. Los rayistas tenían hambre y querían más. Insaciables pese al resultado Isi, Balliu y Catena tuvieron el 3-0. El central de hecho lo convirtió pero su gol fue anulado.

    Se jugaba a lo que quería el Rayo Vallecano. Se jugaba al ritmo que marca su capitán, Óscar Trejo, que hoy se había puesto las botas para enseñar cómo se baila un tango argentino sobre un terreno de juego. Suyas fueron las primeras ocasiones de los segundos 45 minutos y suya fue la magia para forzar el penalty que transformaría a lo panenka pasada la hora de partido.

    A esas alturas la goleada podía haber sido escandalosa. Sergi Guardiola, Álvaro García e Isi tuvieron oportunidades clarísimas para redondear una manita pero unas veces Reina y otras veces el VAR impidieron el festín rayista. El marcador quedó maquillado cerca del 90 en un mano a mano de Abdón Prats con Dimitrievski que dió a los mallorquinistas el gol de la honra en un encuentro para olvidar. Porque cuando te enfrentas a un equipo con hambre, sólo se le puede superar con más hambre. Una lección de ambición.

     
     

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