El Rayo compite contra todos y en cualquier escenario. Seguro que nos habéis leído la frase en multitud de ocasiones en nuestra web o nos la habéis escuchado decir en alguna de nuestras retransmisiones. Era una verdad a medias. Porque contra el estamento arbitral, esta temporada los vallecanos tienen las de perder. Villarreal fue un nuevo ejemplo. 8º penalty en contra en 17 jornadas y quinto partido de los últimos 6 con escándalo arbitral contrario a los intereses franjirrojos. Otro más.

La primera media hora del choque en el estadio de la Cerámica nos presentaba un partidazo por todo lo alto. Con dos equipos que gustaban de transiciones rápidas, poniendo peligrosos balones al área y con futbolistas desequilibrantes que podían marcar la diferencia.

Trejo, Isi o Álvaro García tuvieron las primeras claras oportunidades para los rayistas mereciendo ponerse por delante en el marcador. Sólo la meritoria actuación de Gerónimo Rulli pudo impedirlo. El Rayo se gustaba y sus jugadores creían fervientemente en la magia del fútbol que les ha llevado a soñar con posiciones europeas. Pero el que perdona lo acaba pagando. Gerard Moreno ya avisó a las filas rayistas de que, pese a la eliminatoria Champions jugada apenas 60 horas antes, los castellonenses no iban a regalar el partido. La descomunal parada de Dimitrievski mantuvo las tablas en el marcador.

Hasta que comenzó el recital del árbitro, sus asistentes y la sala VOR. Primero no señalando falta sobre el portero en el cabezazo de Mandi que supuso el 1-0 cuando apenas unos minutos antes había señalado una jugada idéntica como falta en el área del Villarreal por un tropiezo de Rulli con un compañero. El mosqueo de la afición rayista se iba a convertir en cabreo de época cuando apenas 2 minutos después un mínimo contacto con el brazo de Catena a Gerard Moreno se iba a señalar como penalty. El octavo en 17 jornadas. Ningún equipo tiene más penas máximas señaladas en contra. Fue el 2-0.

Por si el escándalo no hubiera sido suficiente, las amarillas se sucedieron en un cuadro rayista que espoleado por la injusticia se lanzó a por el empate. La tuvo Isi al borde del descanso pero se la sacaron bajo palos. En la locura el Villarreal supo manejar la ventaja obtenida, que no ganada, y rozó el tercero primero con Iborra y luego con un cabezazo al travesaño de Pau Torres ya en los primeros minutos del segundo acto.

Al Rayo le costó comparecer en los segundos 45 minutos. Como si la impotencia por el arbitraje hubiera conseguido domar a la fiera. Tuvimos que esperar al ecuador de la segunda parte para que Sergi Guardiola reactivara con un cabezazo al equipo. Rulli evitaba un gol cantado. En el corner tras el paradón, Unai voleó desde su casa el centro de Bebé sembrando el miedo en los groguets. El balón se fue por poco.

El rodillo que en otras ocasiones tan bien le ha funcionado a los franjirrojos se estrellaba una y otra vez contra un muro con guantes que defendía la meta del submarino amarillo. Ni Nteka ni Álvaro García aprovecharon las clarísimas ocasiones de gol para acercar a los puntos a su equipo. La guinda la iban a poner de nuevo Melero López y Estrada Fernández no señalando un claro penalty a Nteka a un cuarto de hora del final del choque.

Imposible hoy para los rayistas jugar contra los elementos (nunca mejor dicho). Y lo intentaron de todas las formas posibles. Pozo y Andrés Martín saltaron desde el banquillo para crear una jugada de libro que se iba a estrellar contra el otro protagonista de la tarde Rulli. El Villarreal, conforme con el resultado, no quiso hacer más sangre y Alberto Moreno mandaba incomprensiblemente fuera un remate a bocajarro.

Instalado en puestos europeos, el Rayo ha sufrido perjuicios arbitrales contra Betis, Real Madrid, Valencia y Villarreal en apenas 17 jornadas. Demasiada coincidencia...