Desdibujado. Así debutó el Rayo Vallecano en el 2022. Afectado durante la semana por el brote de coronavirus que afectó a casi toda la plantilla, parece como si el virus le hubiera robado su identidad. O su hambre. O su ambición. Porque los franjirrojos apenas pusieron en aprietos a Jan Oblak y a un Atlético que también tuvo importantes bajas por Covid pero que hizo su mejor partido del año pese a venir de cuatro partidos sin ganar.

La propuesta del Rayo Vallecano ya la habíamos visto en escenarios como el Bernabéu o San Mamés: salir a jugar de tú a tú a un rival teóricamente superior. La superioridad quedó probada en los primeros 20 minutos de encuentro donde el equipo de Iraola no encontró su juego. Presionaba con intensidad y robaba con facilidad pero sin generar peligro. Lo contrario que el Atlético que pese a no ejercer una alta presión estuvo a punto de adelantarse por partida doble en dos errores de la zaga rayista.

Los regalos de Zidane, primero, y de Saveljich, después,fueron desaprovechados por Luis Suárez que mantuvieron con vida a los franjirrojos en un arranque muy flojo. Quien no iba a perdonar era Correa tras un jugadón de Carrasco por la derecha cuando el marcador señalaba la media hora de partido. Los colchoneros recogían el justo premio a su dominio frente a un Rayo desdibujadísimo en el que ni Comesaña ni Óscar Valentín eran capaces de contener a los rojiblancos.

El equipo estaba muerto sin ser capaz de generar ni una sola ocasión de peligro ni un centro con intención al área. El Atlético, mientras, buscaba la sentencia y estuvo cerca de lograrlo con un zapatazo de Luis Suárez que Zidane mandó a córner. Los de Iraola pedían el descanso a gritos. Pero tampoco le iba a sentar bien el vestuario al equipo rayista.

El Atlético metió la directa nada más regresar al césped. Jugada por la izquierda de Lodi cuyo pase de la muerte mandaba a guardar Correa para el 2-0. El cambio de Andrés Martín por Isi no terminó de cuajar. Y los franjirrojos estaban siendo arrollados. Solo el desacierto en la definición de Lemar impidió el 3-0 segundos después. El 2022 le había dado un aire renovado a los colchoneros y le había quitado el hambre y la ambición a los de la Albufera. O tal vez fuera el coronavirus.

Hubo que esperar hasta el 65 para la primera gran ocasión del Rayo en un balón servido por Trejo que era un caramelo y al que no llegó Balliu por poco. La incorporación del capitán argentino cambió algo la decoración del encuentro pero el partido estaba demasiado cuesta arriba. Los locales se habían replegado y buscaban la contra. Carrasco puso a temblar la madera de la portería en uno de ellos.

Al partido parecía que solo le quedaba el aliciente de ver el regreso de Falcao ante su afición. Iraola le dió 15 minutos pero no para recoger el aplauso y el cariño del público colchonero (cosa que quedaba fuera de toda duda) sino porque era la única carta ganadora que podía poner si quería rascar algo del Metropolitano. No lo logró.

El choque terminó con el Atlético dominando, generando ocasiones con disparos desde lejos de De Paul y Cunha que Zidane mandó a corner. Tras esas llegadas los rojiblancos pusieron el freno de mano. No querían hacer sangre ante un Rayo que se preguntaba dónde había quedado su identidad durante toda la temporada. Y no es una crítica sino todo lo contrario. Si con 30 puntos en 19 jornadas los de Iraola no se pueden permitir un tropiezo apaga y vámonos...