5 puntos de los últimos 36 posibles. 1 en Enero, ninguno en Febrero, 1 en Marzo y 2 en lo que llevamos del mes de abril. Ese es el dramático balance de un Rayo Vallecano que despidió 2021 en cuarto lugar de la clasificación cerrando la zona Champions y va a llegar al tramo final de Liga octavo por la cola a 6 puntos del descenso.

Lo que ha pasado entre el 18 de diciembre y este 11 de abril se recordará durante años como una de las peores gestiones deportivas de la historia del fútbol profesional. Todos los equipos pasan por malas rachas pero cuatro meses sin ganar (12 jornadas) no es una mala racha pese a que por el camino ha habido arbitrajes inexplicables que han privado a los de Vallecas de sumar de a 3. De empate en empate sufrimos por la permanencia: punto a punto.

Porque el Rayo Vallecano no es un equipo sin ideas. Sabe a lo que juega. Pero no tiene casi con quién jugar a lo que quiere. Su choque contra el Valencia ya arrancaba mal cuando conocíamos la ausencia de Fran García presumiblemente por lesión. Unai Mendía, que se sentaba en el banquillo por la sanción de Andoni Iraola, contaba con 18 jugadores a sus órdenes. Apenas los justos para hacer los 5 cambios.

Los de la Albufera, la avenida, salieron con ganas al césped y tuvieron el primer acercamiento peligroso en un magistral (una vez más) Óscar Valentín. Su disparo se fue lamiendo la madera. Unos minutos después iba a ser Isi quien probase también desde lejos poniendo en complicaciones a Mamardashvili que se sacó el zapatazo de encima como pudo.

Avisaba el Rayo a los chés que apenas pestañearon fieles a su idea de resistir, buscar la contra y sacar provecho del ruido natural (o artificial) de los partidos. Guedes puso a prueba a Dimitrievski como resumen de todo el balance ofensivo del equipo entrenado por Bordalás.

Tras el paso por los vestuarios y previa sustitución de sus dos jugadores amonestados (Ilaix y Hugo Duro), el Valencia se encontró el 0-1 en una jugada de fortuna hizo temer lo peor a los vallecanos. Disparo de Carlos Soler, pelota que golpea en Catena y para dentro. El típico churro que te cuesta un partido y más ante un conjunto que jugaba a favor de cronómetro.

Pero si algo caracteriza al Rayo este año es su tozudez, su empeño por competir ante cualquiera y en cualquier escenario. Hizo lo que en el manual de Bordalás es casi el paso previo al 0-2: irse arriba y desproteger la zaga. Ciss iba a lograr la igualada apenas unos minutos después pero en fuera de juego. Isi volvía a llevar el 'uy' a la grada con otro trallazo que el portero visitante sacó con la yema de los dedos. Y Racic iba a dejar con vida a los franjirrojos cruzando en exceso su disparo.

Y quien perdona lo acaba pagando. La conducción de Isi y la asistencia estuvieron a la altura de la rabia con la que Sergi Guardiola golpeó el balón. 1-1. Quedaban 10 minutos más la 'propina'para darle la vuelta a la racha. Isi volvió a toparse por tercera vez con Mamardasvili certificando que la remontada hubiera sido desafiar al destino que nos tiene sumando puntos agónicamente de uno en uno hasta llegar a los 38 cuando hace 4 meses eras la admiración del fútbol europeo. A mí que me registren...