El Rayo Vallecano afrontaba su segundo partido consecutivo en Barcelona, tras la victoria ante el Espanyol del pasado jueves, con la idea de sellar de manera virtual una salvación que se está haciendo de rogar y que está convirtiendo la segunda vuelta en un inesperado calvario.

Para conseguir sorprender al Barcelona, que atraviesa otro bache en una temporada de vaivenes, Iraola introdujo tres variaciones con la presencia de Unai López y Nteka, en lugar de Trejo y Guardiola, además del regreso de Balliu, sancionado la jornada anterior. El resto, lo habitual, para buscar una victoria que no se conseguía desde hace casi 22 años.

El Rayo empezó el partido mirando a los ojos del Barcelona y diciéndole que el protagonismo que los vallecanos lograron en la primera vuelta estaba empezando a ser su carta de presentación. El equipo se echó arriba para presionar al Barsa en la salida del balón incomodando el juego blaugrana y, en la primera ocasión que tuvo, sorprendió por su efectividad para lograr el 0-1. Alvaro García hacía bueno, con control y remate, un espectacular pase de Isi para culminarlo con la primera gran alegría de la noche. La siguiente era ver a un Rayo sin complejos jugarle de tú a tú al Barcelona.

Con el Barcelona monopolizando la posesión de balón y el Rayo intentando molestar a la contra, los catalanes estuvieron a punto de lograr el empate con un balón que pasó junto a la escuadra, pasando después a pedir penalti en una falta inexistente de Comesaña dentro del área. En las protestas de un indignado Xavi Hernández, el afamado técnico del conjunto catalán recibió tarjeta amarilla. Vio algo que no era.

El Rayo se defendía como podía de la ofensiva local, aguantando a Dembelé por un lado y al resto del frente del ataque blaugrana, con trabajo y con mucho sufrimiento. Gavi remató al larguero a la salida de un córner y Ferrán, que estaba en posición adelantada, culminaba con un gran remate para lograr un empate que no subiría al marcador. Bien el colegiado, sus asistentes y la confirmación posterior del Var. No hubo duda.

Lo intentó Dembelé en libre directo que salió muy desviado y que ponía punto final a una primera parte en la que el Rayo tuvo una y la aprovechó, mientras que el Barcelona fue incapaz de convertir alguna de las que sumó. El Rayo se iba al descanso en ventaja y con la esperanza de hacer la 'machada' entre el 'run run' de un Camp Nou que empieza a acostumbrarse a ver a los suyos contra las cuerdas. Las uñas sufrieron entre los aficionados del Rayo, por las ganas de ver a los suyos salir triunfadores, y del Barcelona, viendo que los azulgrana podían sufrir una nueva derrota, como ya ocurriera ante el Cádiz hace una semana.

A aguantar con todo en la segunda mitad

La velocidad y el desborde Alvaro García por la banda izquierda provocó el primer cambio de Xavi. Dest se quedaba en el vestuario y no arrancaba la segunda mitad, quedando señalado por la acción del gol franjirrojo.

El Rayo seguía haciendo un gran partido de contención, encimando a sus rivales y evitando que la calidad de los barcelonistas igualara la contienda. Aun así, Iraola, a los diez minutos del reinicio del partido realizaba un doble cambio: Guardiola por Nteka y Pathé Ciss por Comesaña.

Pasaba el partido y la gesta vallecana iba tomando cuerpo ante de la desesperación de los locales. Quedaban veinticinco minutos y era tiempo para la comparecencia de Trejo. Imposible que el 'corazón' de este Rayo no participara en un partido que podía ser histórico.

Xavi, viendo que se esfumaban los puntos y que la 'bronca' podía ser grande, tiraba de todo lo posible para dar entrada a Traoré y De Jong. El Rayo , por su parte seguía haciendo 'su partido'. Dimitrievski, con problemas físicos, obligaba a entrar a las asistencias, generando un ambiente ruidoso en el Camp Nou, pero cortando el ritmo de su rival. Seguía pasando el tiempo y el marcador sonreía a un trabajador Rayo que pudo haber logrado el 0-2 en un error de Ter Stegen, que estuvo cerca de introducir el balón en su propia portería.

Quedaban quince minutos y tocaba poner el autobús, un avión y cualquier objeto voluminoso que tapara la portería de Dimitrievski. El premio merecía mucho la pena. Dimitrievski despejó de puños un disparo lejano de Memphis. Ya quedaban diez, aunque el alargue tenía pinta de ser más que amplio. El Rayo seguía defendiéndose con todo.

Los minutos finales, con once de añadido y paradones de Dimitrievski más tiro al palo de Ciss, fueron pura agonía, pero el Rayo terminó sumando una victoria histórica y maravillosa para sellar virtualmente una salvación merecida y muy trabajada. El colofón, con victoria ante el Barcelona. ¡¡Toooma yaaaa!!