El derbi entre Getafe y Rayo Vallecano tenía mucho en juego para los locales por su situación clasificatoria, y mucho menos para los visitantes, que apenas se jugaban su orgullo y poco más en la eterna lucha por ser el tercer equipo de Madrid (eterna para unos y más cercana en el tiempo para otros, que nunca tuvieron dudas sobre su estatus).

Los azulones empezaron apretando a un Rayo que, de inicio, se dejó dominar para capear el temporal inicial sin sufrir demasiado. Así transcurrieron los primeros compases, con el Getafe intentando llegar a la portería de Dimitrievski y con el Rayo esperando a tener su momento para abrirse y jugar con un bloque más avanzado. Un disparo con buena reacción del portero franjirrojo sería lo más destacado de los primeros minutos.

Después sería el Rayo el que empezaría a gozar de mayor protagonismo. El balón ya no era monopolizado por los de Sánchez Flores y poco a poco se jugaba algo más cerca al área de un Soria que vivía con tranquilidad el choque. El partido era flojo, el resultado justo.

Superada la media hora, el fútbol no aparecía. El Getafe, con un juego primitivo y poco efectivo de centros al área y cazar un rechace no aportaba nada al espectáculo, mientras el Rayo se anulaba solo no encontrando la continuidad necesaria para combinar y llegar hasta la zona de influencia de Randy Nteka.

Con el arreón final de los de Iraola, que pudieron adelantarse con un remate cruzado de Isi que salió desviado y con un balón que obligó a la defensa a emplearse a fondo, acabó un primer tiempo sin mucha chicha y sin nada "de sangre".

La segunda parte fue muy diferente a la primera. De inicio el Rayo volvió a parecerse al Rayo, mientras el Getafe perdía protagonismo permitiendo el lucimiento de Oscar Trejo. El capitán del Santa Inés sacó su libreto e impartió una clase magistral. Manejó el juego, se movió entre líneas, repartió fútbol a diestro y siniestro y, durante veinte minutos, volvió a brillar para regocijo de los aficionados franjirrojos que, una vez más, volvieron a ser protagonistas en el Coliseum.

Pese a su dominio y acercamiento, los de Iraola fueron incapaces de adelantarse en el marcador, con Bebé percutiendo por banda derecha y con Pathé Ciss trabajando mucho y bien en el centro del campo. El partido avanzaba y el inoperante Getafe de la primera mitad daba paso a un agobiado equipo que seguía sin entender cómo jugar el partido. Aun así, los minutos finales, más por empuje que por fútbol, volcaron balones al área y, pidiendo algunos penaltis, supusieron algo más de agobio para un Dimitrievski que volvía a dejar su portería sin perforar.

El Rayo empata, se salva matemáticamente y disfruta con los rayistas. Enhorabuena.