Fue 1 punto pero pudieron ser los 3 si Ter Stegen no hubiera hecho uno de los mejores partidos desde que está en el FC Barcelona. Aunque en honor a la verdad también pudieron ser 0 si Dimitrievski no hubiera hecho lo mismo que Ter Stegen. Pero desde el prisma rayista, el Rayo Vallecano desperdició dos clarísimas ocasiones para lograr su tercera victoria en el Camp Nou (hubiera sido la segunda consecutiva, algo inédito en la historia) Y al final lo pagó llevándose un pequeño botín. Pero esto es el Rayo y las victorias en el marcador escasean en primera. Otra cosa es la sensación y el orgullo de un barrio obrero al ver a su equipo jugar de tú a tú con los grandes

Porque en las dos últimas temporadas el Rayo Vallecano parece haberle perdido el miedo escénico a los grandes escenarios del fútbol. Da igual que juegue en el Teatro de los Sueños, en el Bernabéu o que visite el Camp Nou. Su modelo de juego presionante le permite ser descarado pese a ser uno de los presupuestos más humildes del fútbol de élite. El Barça de la ilusión se topó una y otra vez con la zaga rayista en el primer cuarto de hora.

Solo Lewandowski fue capaz de batir la portería rayista en una gran combinación de sus jugadores de más calidad. Las palancas daban su resultado pero el polaco había aprovechado su posición muy adelantada. Fuera de juego bien señalado y gol anulado que reforzaba anímicamente a los de Vallecas.

Pese a que combinaba bien y construía su juego, al Rayo le costaba pisar el área blaugrana. Todo lo contrario que a los culés que buscaban una y otra vez la banda izquierda de Dembelé que nutría a los jugadores de segunda línea con balones a la frontal. Raphinha desaprovechó la más clara. El Barcelona quería sacar el rodillo pero los franjirrojos se defendían con uñas y dientes.

Tuvimos que esperar hasta la media hora para silenciar el estadio y su playlist de ilusión en bucle. Camello y Álvaro García fueron incapaces de aprovechar el fantástico pase de Isi al área. El susto espoleó a los locales que en los minutos finales del primer tiempo pisaron el acelerador. Dimitrievski taponó el intentó de Dembelé. La rosca de Pedri desde fuera del área se marchó por poco. Y el cabezado de Lewandowski se fue por mucho.

El botín al descanso podía haber sido mayor que el empate si Álvaro García hubiera sido más generoso con Camello. Contra 2 para 2, el extremo deja sentado a su par con un recorte y cuando lo tenía todo para dársela en bandeja al delantero prefiere chutar con el guardameta culé demasiado encima. Fue la mejor ocasión de los primeros 45 minutos.

La segunda parte empezó mucho más dinámica que la primera y en 10 minutos pasamos del posible 0-1 al posible 1-0. Y de nuevo los guardametas volvieron a negarle el gol a los delanteros. Ni Camello pudo superar a Ter Stegen en un maravilloso robo en línea de creación del Barça; ni Lewandowski pudo batir a Dimitrievski en un balón suelto en el área pequeña franjirroja.

Los cambios introducidos por Xavi Hernández y Andoni Iraola no cambiaron el escenario del choque. Los blaugranas seguían dominando y llegando por bandas buscando el centro al área. Ansu Fati estuvo a punto de lograr el premio en una de sus primeras acciones sobre el césped. A esas alturas de partido pocos tenían dudas de que la victoria estaba en los guantes de ambos porteros, infranqueables durante toda la noche.

El 0-0 se mantenía de milagro con otra ocasión para el ariete polaco marrada y con un Catena providencial para sacar bajo palos el gol de De Jong que ya se celebraba de por los más de 81.000 culés presentes en el estadio. Fueron minutos finales de mucho nerviosismo (con gol anulado incluido por fuera de juego a Kessié para el Barcelona y otro anulado a Falcao para el Rayo tras otro paradón de Ter Stegen) pero un merecido premio a los de Vallecas por la personalidad demostrada. Mucha personalidad.