Cuando vas a una guerra, el principal objetivo es obtener el máximo botín venciendo al rival con el menor número de bajas posibles. Y eso cada vez que el Rayo Vallecano juega contra el Getafe es una máxima que hay que grabarse a fuego. En un partido tosco, sin continuidad y con continuos parones, el equipo franjirrojo logró arrancar un empate sin perder a nadie por el camino. Y todo invitaba a pensar lo contrario.

Porque Iraola arriesgó poniendo a Álvaro García recién recuperado de un problema muscular a batirse con la defensa getafense que no paró de buscarle abajo. Y lo mismo podríamos decir de Óscar Trejo, Iván Balliu o Santi Comesaña quien se llevó un tremendo golpe contra el suelo que a cualquier 'civil' nos hubiera llevado de cabeza al hospital. Pero los soldados de Andoni están hechos de otra pasta.

Pese a la hostilidad del Getafe, el Rayo Vallecano fue. Y no dejó de ir. Pero con munición de fogueo. Al menos en la primera mitad. Solo un disparo, el de Comesaña por encima del larguero. Sin abatir a nadie ni disparar entre palos era casi misión imposible. Ni siquiera Tom Cruise lo podría haber arreglado.

Y cuando concentras todas tus energías en el frente suele suceder que dejas la retaguardia desguarnecida. La mejor de los primeros 45 minutos la tuvo Maksimovic en un cabezazo que Dimitrievski sacó sobre la línea cuando desde la grada visitante ya se cantaba el 0-1.

La ambición de conquista vallecana mejoró en el segundo acto. Álvaro García estuvo a punto de abrir la lata tras un maravilloso pase de Isi pero su control se le fue excesivamente largo. Fue el preludio de la jugada del penalti. El disparo del propio Isi tocaba en la mano de Angileri que no vió la segunda amarilla (algún día nos explicarán por qué) pero la ejecución de Trejo a su zona de seguridad se encontró con los guantes de David Soria. La victoria en la primera batalla para decidir la guerra tendría que esperar.

Los franjirrojos estuvieron a punto de lograrlo en el primer ataque aéreo que lanzaron cuando Radamel Falcao pisó la hierba. La rosca medida de Iván Balliu fue peinado por el Tigre haciendo el 1-0 pero en posición adelantada. Si quedaba alguna duda, los milímetros de adelanto dejaban claro que no era el día.

La experiencia en combate del colombiano animó a las tropas pero parecía imposible superar el muro. Ni siquiera con la entrada de Bebé al terreno de juego infundió temor en las filas getafenses. Con la artillería pesada se encontró el camino al gol. No hubo oportunidad para disfrutar de sus misiles.

14 tiros en total y 0 goles. Falló la efectividad. Y eso en una guerra es sinónimo de perderla. Pero como decíamos al principio, el objetivo pasaba por conseguir el máximo botin sin perder unidades para el próximo derby contra el Atlético de Madrid en apenas 5 días. Esa será otra guerra.