Pasarán los años y en el recuerdo de la afición de Vallecas quedará la imagen del Rayo Vallecano de Andoni Iraola como uno de los mejores Rayos de la historia. No es una afirmación exagerada. Los datos están ahí. Los partidos, también. La hemeroteca ha contado, cuenta y seguirá contando que los del técnico de Usurbil jugaban de tú a tú a cualquier rival por grande, pequeño o mediano que fuera su contrincante y el escenario. El último ejemplo, el precioso pulso que mantuvo contra el Real Madrid en el estadio de Vallecas por tumbar al líder invicto.

Los ojos de toda España estaban pendientes de si los franjirrojos volvían a deslumbrar con su presión, con su velocidad, con su ataque constante, con su ir una y otra y otra y otra vez. Y vaya si lo hizo. Antes de los 5 minutos ya se había adelantado en el marcador con una maravillosa jugada de tiralíneas que Comesaña cazaba en el área de primeras con la zurda para cruzarla y hacer inútil la estirada del gigantesco Courtois.

Vallecas enloquecía y se frotaba las manos ante un nuevo partido en el que los suyos iban a partirse la cara ni más ni menos que contra el Real Madrid. Porque donde otros aparcan el autobús frente al área, los rayistas disfrutaban robando en la salida de balón de los merengues. Jugadas eléctricas con muchísimo peligro ante un líder desbordado que no era capaz de dar dos pases seguidos.

El Rayo anuló al Madrid. Álvaro García tuvo el segundo en un mano a mano con el guardameta madridista. Isi casi lo rozó desde fuera del área. Camello estuvo a punto de hacer magia con un zapatazo cruzado. Era un baño. Y quien diga lo contrario, miente. Ancelotti tuvo que meter a Asensio por dentro para frenar la avalancha. Pasada la media hora los de Vallecas dieron un paso atrás fruto del esfuerzo y los visitantes empezaron a crecer en el juego y en las ocasiones. Disparos lejanos y una única llegada peligrosa de Rodrygo que disparó muy desviado.

El cambio de 'Carletto' activó a Asensio que en una jugada individual cayó en el área arrollado por Fran García en un penalti señalado desde el VAR que transformó Luka Modric. Primer tiro entre palos, primer gol. Iba a pasar lo mismo en el segundo en un córner donde Militao se deshizo de Lejeune. 1-2. Increíble pero cierto. Dos chispazos deslucieron el inconmensurable trabajo táctico de Iraola. Pero en el fútbol lo que marca la diferencia sí es el dinero.

La desafiante mirada de Vinicius al fondo, rozando la burla, no se iba a quedar sin respuesta. Porque Vallecas no se rindió. Desde la grada se metió una marcha más y el equipo se volvió a enchufar. La sobrecarga eléctrica hizo que la pelota le cayera llovida a Álvaro García que de zurdazo seco de volea devolvía las tablas (y algo de justicia) al marcador. Todavía en el descuento pudimos vivir el 3-2 y el 2-3 pero los 22 protagonistas enfilaron el camino al tunel de vestuarios suspirando por no haber encajado un gol de esos que duelen.

El segundo acto arrancó sin cambios. Nadie quería perderse ni un solo minuto de uno de los mayores espectáculos futbolísticos de la jornada. Ni los entrenadores querían haber tenido que aguantar una de esas miradas que matan en un cambio. El pulso seguía. Ambos equipos de poder a poder. Salió mejor el Rayo. Camello de cabeza intentó engañar a Cortouis y su remate se fue lamiendo el palo. Y casi sin solución de continuidad Fran García lo intentó desde 30 metros. El zurdazo voló sobre Vallecas que contuvo la respiración. Los milímetros cambiaron el gol por el uy.

La protesta pidiendo córner le costó la tarjeta roja a Iraola que se perdería apenas segundos después otra de esas jugadas de su pizarra. Catena a Álvaro García desde 80 metros y el recorte del de Utrera pegaba en la mano de Carvajal. Penalti señalado por el VAR que fallaría Trejo pero que el propio VAR mandaría repetir porque el lateral diestro del Madrid entraba antes de tiempo en el área y porque Courtois no estaba pisando la línea. Doble fallo que le iba a costar al Madrid el 3-2 porque a la segunda el 'Chocota' sí iba a transformar desde los 11 metros.

Quedaba un cuarto de partido para sostener la remontada, para hacer soñar a Vallecas con que todo es posible a base de trabajo, esfuerzo y constancia. El público se puso en pie para el tramo final, apretando los dientes como si su vida dependiera de esta victoria. El Madrid embotelló a los rayistas por momentos pero el trabajo de los franjirrojos fue inconmensurable. Solo Rodrygo estuvo cerca de lograr la igualada en una sensacional rosca al área de Asensio. Pero hoy la fortuna quiso sonreír al humilde.

La victoria del Rayo Vallecano contra el líder invicto hizo feliz a miles de vallecanos que mañana irán a sus trabajos o a sus estudios con el pecho lleno de orgullo por haber tenido el placer de haber visto jugar al Rayo de Andoni Iraola. El que le ganó el pulso al líder. El nuevo MATAGIGANTES. Ese que luchaba por los 3 puntos y las victorias sin importar el rival. Sin importar el escenario.