Disfrutar y sufrir. Sufrir y disfrutar. Desde el minuto 1 hasta el minuto 96. Así son los partidos del Rayo Vallecano de Andoni Iraola. Así han sido siempre los partidos del Rayo Vallecano a lo largo de toda su historia. En Girona vivimos la máxima expresión: ganando desde los 70 segundos, sufriendo decisiones arbitrales cuestionables y suspirando al final por haber mantenido un punto más que merecido que puede saber a poco por cómo se produjo.

El Girona pareció no haber puesto el despertador a las 5 de la tarde (vaya pedazo de horario para el fútbol, OJO, en fin de semana) para salir a Montilivi. La 'caraja' le costó ponerse por debajo en el marcador en el minuto 2. Miguel cedía de cabeza hacia atrás desde el centro del campo y Camello aprovechaba el regalo anticipado de los Reyes Magos para hacer su cuarto gol de la temporada. Unas cifras espectaculares para un debutante en primera división.

Al cuarto de hora el partido era otro. Los locales se fueron a tumba abierta a por el encuentro teniendo el dominio del balón y algunas ocasiones esporádicas que la zaga rayista resolvió sin más problemas. Las llegadas gerundenses eran infructuosas con centros al área sin demasiada intención ni peligro. Hasta que una internada de Iván Martín terminaba en penalti. Figueroa Vázquez no señalaba nada. Iglesias Villanueva, desde el VAR, le llamó a la pantalla y empate desde los 11 metros. Pena máxima clara por contacto pero con un Fran García girado que ni siquiera veía al atacante.

La reacción del Girona se apoyó también en los fallos franjirrojos. El de Lejeune dejó solo a Yan Couto mano a mano con Dimitrievski pero el jugador se precipitó en su disparo. El de Ciss en la salida provocó un disparo desde la frontal de Riquelme. El descanso fue casi la mejor noticia para los de Vallecas que por medio de Comesaña reclamaron un penalti por agarrón. Aquí el VAR no dijo nada al colegiado.

La sensación era que el Rayo se había adelantado muy pronto y le había cedido el dominio al Girona a la caza de alguna contra con sus jugadores más rápidos. Un error que hizo desaparecer el centro del campo rayista: desde Comesaña a Trejo pasando por Ciss e Isi.

El Girona siguió empujando confiando en que la remontada iba a llegar. Pero perdonó demasiado en la cabeza de Miguel, Arnau y Taty Castellanos. La ley del fútbol volvió a castigar el perdón aunque en esta ocasión recibió una pequeña ayuda desde el banquillo rayista. Íñigo Pérez / Andoni Iraola metían a Unai López en lugar de Trejo y el de Rentería iba a revolucionar el encuentro.

Porque desde el minuto 61 el Rayo Vallecano barrió al Girona del césped. En la primera presión alta e intensa de Unai los de Vallecas lograban robar y la triangulación entre Unai, Álvaro, Camello e Isi iba a terminar con el balón en la escuadra. Un golazo marca de la casa Usurbil. Y pudieron ser más. Porque la siguiente recuperación dejaba al donostiarra sólo en la frontal y su zapatazo pudo ser el 1-3 si no hubiera sido porque Gazzaniga sacó una mano salvadora. Y un minuto después Isi perdonaba a bocajarro

Los catalanes se deshacían en la presión franjirroja. Hasta Mumin tuvo oportunidad de golear en un balón suelto pero su remate mordido acabó en nada. Y cuando peor estaban los locales, nuevo penalti por mano de Lejeune tan involuntaria como clara como ilógica porque el balón se iba fuera y Lejeune estaba cayendo hacia atrás con las manos.

El segundo penalti dejó noqueado a los de Vallecas y el Girona pudo firmar la remontada gracias a la pólvora de Stuani. Pero Dimitrievski no permitió ningún gol que no fuera de penalti. Antes Falcao rozó el gol de cabeza en uno de sus escasos rugidos sobre el césped. El Rayo ganaba en la pegada. El Girona, desde los 11 metros. Al final un empate a 2 polémico por cómo se produjo pero que por méritos futbolísticos fue justo.

Adiós 2022 y gracias por todo lo que nos has hecho disfrutar y sufrir.