Ganar le gusta a todo el mundo. Perder no le gusta a nadie. Pero sólo la verdadera afición del Rayo Vallecano comprende que da igual ganar o perder, que lo importante es el camino, la franja y los valores que representa. La ilusión con la que el rayismo transitaba su nueva andadura de Copa del Rey tras las semifinales del pasado año se toparon de bruces con la realidad de un Sporting que hizo honor a su nombre dentro del fútbol español. El balón parado sentenció el sueño franjirrojo que se convirtió en pesadilla en El Molinón. Y eso que nos las prometíamos muy felices en el minuto 1.

Quien se conectara a Pasión por el Rayo Radio en los primeros minutos de la retransmisión y escuchara a los 35 segundos que el Rayo Vallecano tenía la primera ocasión clarísima sufriría un deja vu con respecto a lo que vivimos 4 días antes en Girona. Sin embargo, en esta ocasión la internada de Álvaro García se quedó en 'uy' y no en 'gol' después de que la zaga sportinguista sacara sobre la línea la ocasión.

Fue el preludio de lo que estaba por llegar. Una primera mitad repleta de ritmo, de intensidad, de ocasiones peligrosas aunque no claras y de emoción en una competición que tiene que dar muchas alegrías y muchos sustos a todos los equipos. Grandes y pequeños. Pero que la afición rayista vivirá ya por televisión...

Al paso de los minutos el Sporting fue creciendo y pisando el área franjirroja. Sus centros, sin embargo, no encontraban rematador. Así que los asturianos comenzaron a probar desde fuera del área y así llegaron sus ocasiones más claras. Aitor lanzaba con su pierna derecha una parábola casi imposible de detener salvo para la gigantesca figura de Diego López que volvió a hacerse grande una eliminatoria de Copa más metiendo un guante salvador a mano cambiada.

La parroquia rojiblanca se lamentaba de la ocasión perdida e iba a volver a hacerlo apenas unos minutos después cuando Juan mandaba por encima del travesaño su zurdazo tras encontrar el espacio en la zaga rayista. La eliminatoria olía a fabes y cachopo al filo del descanso. Pero Unai López quiso rebajar la euforia local con un trallazo desde fuera del área que se fue lamiendo el poste de Mariño.

Ambos equipos enfilaron el camino a vestuarios sin premio a su apuesta por el fútbol de ataque. Nadie había especulado. Nadie se había reservado nada sobre el césped. Y los segundos 45 minutos (si es que iban a ser los últimos) nos prometían mucha más tensión y nervios para ambas aficiones que vivían como una final el partido en El Molinón.

Y pese a que comenzó con una marcha menos de lo que se despidió el primer acto, la segunda mitad nos iba a traer una desagradable sorpresa. Tras los primeros acercamientos franjirrojos, Falcao iba a regalar una falta al Sporting de Gijón que aprovecharía la estrategia para adelantarse en el marcador. Milovanovic recibía el pase atrás en el punto de penalti y a la media vuelta batía a Diego López tras tocar en Lejeune.

Por primera vez en la Copa del Rey, el Rayo Vallecano estaba por debajo en el marcador y pese a meter a los titularísimos al césped del Molinón (Comesaña, Trejo, Camello, Fran García e Isi) los de Vallecas no supieron gestionar el tiempo para meterse en el encuentro. Todas las ocasiones que Mariño resolvió apenas le exigieron al guardameta rojiblanco. La más clara de Camello de cabeza, se fue al limbo para desesperación del rayismo.

El sueño terminaba abruptamente en El Molinón Enrique Castro 'Quini' ante un rival que confió desde el primer minuto en sus posibilidades y que hizo grande un nombre ya grande en el fútbol español. Milovanovic sentenció en otra jugada a balón parado poniendo un 2-0 en el marcador demasiado abultado para los méritos de uno y otro.

Así termina la andadura franjirroja en la Copa del Rey 2022/2023. La Copa es muy bonita. Casi tanto como dolorosa cuando uno cae eliminado. Hoy termina el sueño de este año pero pronto volveremos a vivir la magia de esta maravillosa competición. Porque recordemos que esto es el Rayo Vallecano.