Les vimos durante las Cabalgatas que recorrieron los distritos de Villa y de Puente de Vallecas y los volvimos a ver en el estadio de Vallecas este domingo durante el Rayo Vallecano - Betis. Hablamos de los Rayos Magos que le dejaron al conjunto verdiblanco un buen saco de regalos en forma de goles para llevarse los primeros tres puntos del 2023.

Sin que apenas nos hubiera dado tiempo a sacudirnos la lluvia que caía a primera hora de la tarde en el barrio y ocupar nuestras localidades por primera vez este año en el estadio, los visitantes ya se habían puesto por delante en el marcador. El regalo involuntario del Rey Balliu ponía el 0-1 tras golpear en su nuca el despeje de Catena en un córner. Una alegría para los sevillanos similar al suspiro de alivio de un niño al ver que hay juguetes junto al árbol en lugar de carbón.

Satisfecho con su regalo, los de Manuel Pellegrini dieron un paso atrás y cedieron el testigo al Rayo Vallecano que empezó a llegar con peligro al área de Rui Silva. Las internadas de Álvaro García por banda izquierda no encontraban rematador y la poblada defensa bética rechazaba una y otra vez la llegada de nuestro Camello. Hasta que en el 20 el delantero cedido por el Atlético de Madrid aprovechaba un rechace tras un disparo de Lejeune para igualar la contienda. Justo premio a los rayistas.

Un estadio de Vallecas casi lleno soñaba con embolsarse la primera victoria del año y, por qué no, asaltar los puestos europeos que ahora mismo son propiedad del Betis. Pero se perdió el balón, se perdió el peligro arriba y el equipo llegaba tarde a cada presión. Avisó Luiz Henrique yéndose con extrema facilidad de Fran García y perdonando. Una y no más. Porque el siguiente regalo del lateral zurdo, que cumplía 100 partidos con la franja, lo pagó caro. La falta de contundencia al corte dejó solo al extremo verdiblanco que batió a Dimitrievski sin oposición.

El chaparrón fue tremendo para un Rayo que había vuelto a regalar al rival ponerse en ventaja. Los Rayos Magos dejaban la grada como la climatología: fría y desapacible. Y el efecto se trasladó al césped. Costó encontrar algo de peligro en el segundo acto. Camello parecía el único empeñado en guardar algo para los nuestros pero su disparo mordido a la hora de juego se marchó muy desviado.

Entró entonces en escena el efecto RdT. El 25 del Rayo redebutaba ante los suyos y apenas 30 segundos después de pisar el verde empató el Rayo en una jugada casi maradoniana de Isi. En pleno subidón faltaba el regalito del Rey VAR que anuló el tanto por fuera de juego de Lejeune en el lanzamiento previo de la falta. Discutible, cuanto menos, que el central haga por jugar el balón.

Fue la excusa para desconectar al Rayo y enchufar al Betis que de ahí al final apenas sufrió para mandar, dominar con dos tiros al larguero de Dimitrievski y sentenciar el choque que le habían puesto en bandeja los Rayos Magos.