Si pudiéramos ver de nuevo el Getafe - Rayo Vallecano a cámara rápida y ponerle la banda sonora de la canción Yakety Sax, tendríamos un excelente episodio de El Show de Benny Hill. En pocas ocasiones volveremos a ver un partido como el derbi de este domingo con regalos en forma de autogoles, penaltis fallados y situaciones cercanas a lo absurdo.

Porque durante muchos minutos el conjunto franjirrojo fue superior al cuadro azulón. Algo lógico si tenemos en cuenta que los de Andoni Iraola miran de reojo a los puestos europeos y los de Quique Sánchez Flores no encuentran aún la fórmula para salir del pozo del descenso a segunda división.

Fruto de los nervios, de la tensión y de un horario más propio de una comida que de un partido de la máxima competición, la primera parte apenas sumó ocasiones de peligro claras. Dimitrievski y David Soria rechazaban los pocos acercamientos de las delanteras. Parecíamos condenados al 0-0 hasta que Arambarri introdujo en su propia portería un saque de esquina puesto por Isi Palazón que Camello iba a embocar.

Sin hacer nada del otro mundo, sin ser brillante, el Rayo volvía a estar en ventaja y con puntuación de Champions League. Ni más ni menos. Pero la falta de dominio, de contundencia y una buena dosis de fortuna, infortunio y locura le iba a privar de ello al término del encuentro.

Porque los segundos 45 minutos fueron una sucesión de despropósitos de dos equipos que no terminaron de encontrar su juego. El Getafe pudo empatar nada más empezar pero Borja Mayoral mandó el penalti por mano de Balliu a las nubes. Apenas dos minutos después, Aleñá veía la segunda amarilla más que merecida dejando a los suyos con 10.

Pero en lugar de sacar el rodillo, el Rayo dio un paso atrás y se dejó dominar por un equipo que asedió el área de Dimitrievski a base de colgar balones en jugada y a balón parado. La suerte parecía sonreír a los franjirrojos hasta que una presión de Unal en la salida del balón iba a forzar el error del guardameta normacedonio. Uno de esos tantos que veremos con el paso de los años en el resumen de los goles tontos del campeonato.

El error de Dimitrievski sacó del letargo a los de Iraola que después de más de media hora en superioridad empezaron, ahora sí, a dominar el tempo, el ritmo, a tener ocasiones y a castigar los errores de un Getafe que le iba a volver a regalar la oportunidad de volver a puestos de Liga de Campeones: penalti por mano de Gastón. Raúl de Tomás, que había entrado al terreno de juego apenas unos minutos antes, cogió el balón con firmeza y decisión. Quería su primer gol en su nueva etapa como futbolista franjirrojo. Pero David Soria tenía otros planes para él, como los tuvo poco antes para Camello en otro disparo ajustado al palo.

Los dos paradones del guardameta del Getafe dejaron a los de Vallecas sin premio y al público del Coliseum Alfonso Pérez con la sensación de que en El Show de Benny Hill este domingo podía haber pasado cualquier cosa. El Rayo perdonó y se llevó como botín un punto agridulce.