El Rayo llegaba a Mestalla con la intención de dinamitar a un Valencia que necesitaba poco para 'reventar'. Los vallecanos, tras empatar contra el Girona en casa, y los valencianos, goleados en el Wanda, eran conscientes de la importancia que tenía un partido que podría llevar a unos más cerca de Europa y más lejos del descenso y a otros a salir 'de la quema'. Tres puntos vitales para conseguir un objetivo que el Rayo buscó tirando de manual para componer su alineación, mientras Baraja echaba mano de Cavani por primera vez para el once inicial de un Valencia que llegaba penúltimo en la clasificación.

Iraola, que en la previa afirmó que RDT ya está al nivel del resto del equipo, decidió que la mejor opción era iniciar con Camello un partido en el que la única novedad destacable era el regreso de Balliu a la banda derecha en detrimento de Mario Hernández. El resto, un equipo reconocible y repetido jornada tras jornada.

El partido empezó eléctrico por parte de un Rayo que en los primeros compases metió en su propio campo a un Valencia que no presionaba y que sufrió con los envíos largos de los vallecanos. Durante diez minutos se jugó únicamente en campo local y tras varios avisos iba a llegar lo que necesitaba el partido para provocar la tensión local. Un centro desde la izquierda muy mal defendido por el Valencia dejó completamente solo a Comesaña que fusilaba a Mamardashvili para poner Mestalla 'patas arriba'. 1-0 en diez minutos de juego y mucho por jugar, sufrir y pelear.

La falta de ideas de los de Baraja en la creación ayudaba a un Rayo que se sentía cómodo en la presión y que sólo se preocupaba cuando los 'che' superaban esa línea asfixiante y buscaban a Kluivert o Cavani en las inmediaciones de la portería defendida una semana más por Dimitrievski. Poco a poco el Valencia iba ganando enteros en el partido. Kluivert remató un centro lateral de Gayá tras adelantarse a Fran García, pero el balón se estrelló contra la cepa del poste. Primera gran ocasión para los locales tras veinticinco minutos de juego. Crecía el Valencia y se diluía un Rayo que había empezado como un ciclón y que tenía que apretar los dientes para aguantar los 'arreones' de los valencianistas.

Isi probó fortuna con un remate lejano que se perdió por encima del larguero mientras los franjirrojos intentaban recomponerse y recuperar su presencia en un choque que seguía dominando en el marcador y también en la guerra psicológica a la espera de que los nervios bajasen de la grada al césped. Dos minutos después Isi volvía a intentarlo con una volea que se marchó fuera directamente. El duelo estaba en el escenario que soñaba el Rayo y que provocaba pesadillas a su rival.

Lino remató sin acierto un buen centro de Gayá desde la línea de fondo y Cavani golpeó muy mal otro balón puesto desde la banda contraria. Quedaban diez minutos para el descanso y todo marchaba bien para un Rayo que, con la presión y recuperación de un balón, provocó los primeros silbidos de la hinchada local. Poco a poco se conseguían los objetivos que podían llevar a la victoria final.

Los instantes finales nos devolvieron a un Rayo empeñado en jugar en campo rival y con ganas de casi sentenciar el choque antes del descanso. Isi lo probó por tercera vez consecutiva y otra vez con el mismo resultado. El golpeo se marchó desviado, pero los valencianistas volvieron a sentir que su falta de acierto podía ser castigada por los vallecanos. Los tres minutos de añadido arrancaron con el Valencia pidiendo penalti en un piscinazo de Lino y finalizaron con Cavani pidiendo otro penalti en otro piscinazo y sin más consecuencias que las contadas hasta este momento.

El segundo tiempo arrancó con la afición local gritando ¡Peter, vete ya!, a imagen y semejanza de lo que habitualmente se grita en Vallecas con Martín Presa como protagonista. Y es que en todas partes 'cuecen habas' y en Valencia llevan mucho tiempo de uñas con el dueño de su club.

Los primeros minutos eran vitales para entender el destino del partido. El Valencia se fue arriba en la presión, el Rayo debía aguantar y aprovechar alguna contra. Los locales encontraban en el carril de Gayá el camino para inquietar a un Rayo que se sentía fuerte recuperando la séptima posición de la tabla y acercándose de nuevo a Europa y a la salvación casi matemática. Cavani pudo empatar en una contra vertiginosa de los de Baraja, pero Catena le negó el gol anticipándose al uruguayo. El partido estaba en el alambre y la tensión se mascaba en el ambiente.

Faltaba media hora cuando Iraola movió por primera vez el banquillo dando entrada a Unai como sustituto de Alvaro García, un cambio claramente defensivo y aparentemente poco natural que buscaba sellar el centro del campo. El partido empezaba a embarullarse y eso sólo tenía un beneficiario, el Valencia. Las jugadas descontroladas, el lío en el área y cualquier acción aislada era la tabla de salvación a la que intentaban agarrarse los de Baraja. Llegábamos al minuto 65 y el Rayo empezaba a zozobrar ante el vendaval desordenado y poco preciso de los 'che'. Tocaba sufrir y demostrar que la temporada de este equipo no es fruto de la casualidad sino del trabajo bien hecho.

El partido tenía de todo. El Valencia apretaba, el Rayo se defendía y a falta de veinte minutos nos brindaba la aparición estelar de Dimitrievski para evitar el empate en una gran intervención ante Kluivert. Los nervios del tramo final del encuentro iban a ser la respuesta al resultado final del partido. Quien estuviera más sereno se iba a llevar el gato al agua. El Valencía seguía apretando, el Rayo continuaba defendiendo con todo. Córner a córner los valencianos arrinconaban a un Rayo que sufría y que iba a ser penalizado en uno de los barullos en el área con un penalti en contra que, tras revisión en el VAR, iba a quedar en otro piscinazo. No hubo penalti y todo seguía igual hasta que apenas unos minutos después unas manos de Balliu iban a ser señaladas como penalti. El VAR 'arreglaba' lo que había cambiado minutos después. Kluivert lanzó la pena máxima y empató el partido a falta de nueve para el final.

El Rayo acabó el partido con defensa de cinco guardando el punto y a la espera de cualquier jugada aislada que le brindara un premio mayor que en la segunda parte no mereció. Salvi casi lograba el 1-2, pero Mamardashvili lo evitó junto al palo. Catena lo buscó a la salida de un córner, pero tampoco lo logró.

Se añadieron ocho minutos para regocijo de la grada de Mestalla que creía que su equipo estaba más cerca de la victoria que de otro resultado, pero nada cambió confirmándose el reparto de puntos en un partido tenso en el que el Rayo volvía a puntuar en su camino hacia la salvación.

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