Sin tiempo para siestas ni, prácticamente, para hacer la digestión ni una previa de partido como mandan los cánones del fútbol, al menos del fútbol clásico, Rayo Vallecano y Villarreal se retaron en un 'duelo al sol' digno del mejor western americano. Y así arrancó aquello, con los dos equipos mirándose a los ojos  y anticipando una pelea a la altura de los mejores de la liga, porque tanto Villarreal como Rayo demostraron que son eso, dos muy buenos equipos con ganas de hacer las cosas bien.

Con las cartas desplegadas sobre el verde tapete del Estadio de Vallecas, iban a ser los vallecanos los primeros en marcar su territorio. Con Alvaro a la cabeza, el equipo de Francisco avisaría dos veces en un mano a mano en el que el resultado no fue el deseado para un Rayo que dominaba y que mantenía a raya a los de Pacheta, nuevo inquilino del banquillo de un submarino amarillo que en la primera llegada iba a 'tocar pelo'. Sorloth sería el pirmero en desenfundar y acertó, tras una internada por banda izquierda, para poner el 0-1 y dejar con cara de circunstancias a los franjirrojos.

Los dos avisos rayistas y el gol en contra no hacían justicia a lo vivido durante el primer tramo de partido que transitaba veloz pese al inesperado calor para la época del año en la que estamos. El juego estaba más volcado hacia la portería de Jorgensen que hacia la de Dimitrievski y eso en sí mismo eran buenas noticias.

El Rayo seguía trabajando y madurando bien sus jugadas y Kike iba a ser el encargado de devolver todo a la casilla de salida. El empate despertó algo más a una grada de Vallecas que, en horas de somnolencia, parecía estar echando de menos una cabezadita en el sofá de casa. El gol nos despertó a todos aunque el partido siguió igualado Todo en orden a la media hora de juego.

Poco a poco las tornas irían cambiando y la igualdad se iría desigualando hasta el punto de ver a un Rayo sufridor ante un Villarreal con ganas de 'hacer sangre'. Un remate al poste de la portería de Dimitrievski y las continuas llegadas de los levantinos obligaban al Rayo a hundirse en defensa y a 'pedir la hora'. Lo mejor del tramo final fue que el equipo de Francisco salió indemne de una fase en la que fue y se sintió inferior.

Tras el descanso el Villarreal saldría igual de 'mandón' y el Rayo con algún argumento más para contestar, aunque sin la profundidad ni la creación necesaria para inquietar con claridad a Jorgensen. El primer cuarto de hora se esfumaba entre corners amarillos y llegadas infructuosas del lado franjirrojo.

Y cuando el ritmo parecía decaer, de repente llegó la 'tormenta eléctrica' bajo el sol de Vallecas. El partido se reactivó, la grada se enchufó, y el fútbol volvió a parecerse a lo que casi siempre ha sido en Vallecas, pura electricidad futbolística. Seguíamos sin ocasiones claras de gol, pero la victoria estaba en el aire. El colegiado dejaba seguir acciones que parecían claras faltas y la afición se desesperaba. Camello y De Frutos ya estaban sobre el césped y en breve aparecerían Trejo y Ciss. Las ovaciones para Kike en su salida y Trejo en su incorporación fueron atronadoras. Quedaban veinte minutos y el duelo no perdía un ápice de emoción. Trigueros la tuvo y Sorloth estuvo cerca, pero todo seguía igual. El Rayo sobrevivía.

Pero en el vaivén de situaciones que vivimos esta tarde todavía quedaban muchas cosas que contar. Trejo estuvo cerca del 2-1, dando paso a una nueva ovación, en esta ocasión para un jugador rival. Vallecas fue agradecida con la trayectoria de Comesaña en el Rayo y le despidió con aplausos. Y mientras recuperábamos el aliento tras la ocasión de Trejo llegaría otra jugada importante. Moreno iba a ser expulsado a falta de un cuarto de hora para el final. El partido daba otro vuelco y estaba por ver si con resultado relevante en el marcador.

El Rayo se volcó, apretó, lo buscó y llevó el partido a la parcela de juego defendida por un Villarreal que ahora se afanaba en defender y mantener un punto que en otras fases del partido le hubiera sabido a poco pero que, visto lo visto, era oro desde su inferioridad numérica.

El resultado no se movería, pero el espectáculo fue digno de disfrutar de principio a fin. Nos divertimos en Vallecas.