Un Rayo desdibujado, replegado, falto de su juego. Eso fue lo que vimos durante muchos minutos en el estadio Santiago Bernabéu durante la visita a la casa del líder: el Real Madrid. Dijo Pacha Espino en el descanso que hay que sufrir para sacar algo positivo. Y es que el fútbol es así de caprichoso: a veces despliegas un gran fútbol defensivo y ofensivo y pierdes en un rebote y otras veces sacas un histórico punto del Bernabéu sin haber disparado a portería.

Los presagios no eran nada buenos cuando ya en el minuto 5 Dimitrievski había salvado un mano a mano contra Valverde que pudo haber sido el 1-0. La salida del balón era una auténtica pesadilla para los de Vallecas que se estrellaban una y otra vez contra un Camavinga que estaba en todos lados. El Madrid dominaba, apretaba y tenía las mejores ocasiones.

Las oleadas merengues llegaban por izquierda (Fran García), por derecha (Bellingham), por el centro (Valverde), a balón parado (Joselu)... Los blancos vivían en el campo rayista y parecía cuestión de tiempo que acertaran en la diana. Pero el normacedonio les negaba el camino al gol una y otra vez. La mano arriba a disparo de Joselu fue soberbia.

Si el Rayo pudo irse al descanso consciente de que seguía vivo en el partido fue gracias a su cancerbero y al gran trabajo defensivo en solidaridad de todos sus futbolistas. La lógica estaba en nuestra contra pero la franja (disfrazada de mostaza y negro) sobrevivía. El único acercamiento de los nuestros fue un disparo excesivamente cruzado de Álvaro García tras un robo de Raúl de Tomás que estuvo casi desaparecido en combate. Fue una isla desierta.

El segundo acto pareció una copia idéntica del primero. El Real Madrid desaprovechó las primeras oportunidades que tuvo, aunque no tan claras como en la primera mitad, y los de Vallecas fueron ganando en confianza. A la hora de partido al menos habíamos probado suerte con el disparo desde la media distancia a través de Isi y Raúl de Tomás.

No había pasado ni un minuto desde que el Rayo vivió sus mejores sensaciones cuando Vinicius hizo el 1-0. Por suerte para los de Francisco, Joselu partió en posición adelantada para asistir al brasileño. No había lugar a la duda y las imágenes eran muy claras pero pese a ello el Bernabéu en un estado de nervios desconocido desde hace años gritó 'Fuera, fuera' al trío arbitral y suponemos a la sala de videoarbitraje.

Ancelotti retiró a Modric y Fran García dando entrada a Rodrigo y Kroos para ir a por el partido dejando defensa de 3. Con las líneas muy juntitas, recuperando más balones y lanzando contras, los de Vallecas miraban desesperadamente al reloj. Ese que se paró en torno al 72 cuando Rodrigo cruzó en exceso lo que parecía el primero en una gran jugada de combinación al primer toque.

El técnico franjirrojo también metió oxígeno y piernas en el partido. Kike Pérez, Trejo, Bebé, Falcao y De Frutos saltaron al impecable césped del Bernabéu para aportar batalla, pelea, lucha, sufrimiento y locura. Experiencia en primera división para rebajar el ritmo, para retener la pelota y jugar con los nervios del madridismo.

No es Vallecas uno de los rincones más religiosos de España. Ni siquiera de Madrid. Pero superado el minuto 90 las oraciones, los rezos, las velas a los santos y toda la ayuda espiritual que pedía el rayismo surtió efecto. El Rayo había sufrido, había sudado y se llevaba a Vallecas un punto histórico.