2024 le ha sentado bien al Rayo Vallecano. El conjunto franjirrojo ha entrado en el año de su centenario rodeado de dudas y de fantasmas pero su visita al Metropolitano, la primera de las dos que realizará este mes, tiene que servirle para recuperar la confianza, alejar fantasmas y volver a enchufar a sus futbolistas en el proyecto de Francisco. Y todo ello pese a que el Getafe quiso enfangarlo todo desde el primer minuto.

Porque el partido se recordará por ese comunicado que aseguraba que solo se venderían entradas a aficionados del Getafe y no a seguidores rayistas. Porque el encuentro se recordará por la pregunta (innecesaria, un año más) de quién es el tercer equipo de Madrid. Porque el choque quedará marcado por los tres expulsados del equipo azulón que supo protestar pero no rematar a portería ni proponer fútbol.

El Rayo salió con las ideas muy claras ante un Getafe dominador de la pelota pero no de la construcción del juego. Francisco puso el mono de trabajo a sus jugadores con un perfil presionante en la zona ancha con Óscar Valentín, Kike Pérez, Unai López, De Frutos e Isi. La mini revolución en el banquillo rayista le salió bien al equipo de Vallecas que venía de dos meses sin ganar y de 4 partidos sin hacer gol.

Tuvimos que esperar, eso sí, para ver la mejor cara de la franja en la primera mitad. Isi y Kike Pérez empezaron a encontrarse por dentro y De Frutos y Balliu a hacer anchos los carriles y profundo el campo. De la primera conexión salió un zapatazo que cualquier otro derbi hubiera supuesto el 0-1. Pero David Soria estiró sus guantes para sacarla de la mismísima escuadra y después rechazar la volea de un atento Sergio Camello. Avisaban los vallecanos que con Kike Pérez pudieron también ponerse por delante a la salida del córner.

Parecía que la mala suerte volvía a cebarse con el Rayo Vallecano pero un incomprensible golpe de Latasa a Óscar Valentín le iba a costar la segunda amarilla (la primera la vió por un pisotón) e iba a decidir el encuentro. El Getafe replegó velas y eso dió alas al mediocampo franjirrojo. La primera gran jugada de combinación (casi al primer toque) permitió a Camello cazar el rechace de David Soria para abrir la lata y poner fin a la sequía goleadora y a la mala racha de los delanteros.

La alegría antes de tomar camino de vestuarios fue doble nada más salir del túnel. Francisco retiró del césped a todos sus jugadores amonestados consciente de que la segunda parte sería caliente. Y más después de que Nteka, uno de los sustitutos, y Camello fabricaran el 0-2 en un balón largo dividido que el joven ariete aprovechó para driblar a Soria y batir por segunda vez la portería getafense.

Fue la sentencia. Porque desde entonces el Getafe entró en un estado de desquiciamiento total y absoluto perdiendo a varios jugadores por amarillas y rojas. De fútbol ni rastro. De disparar a portería, menos.

El Rayo pudo aumentar la distancia pero entre los palos y David Soria evitaron que la goleada fuera aún mayor. Sin ser un partido brillante de la franja, este triunfo servirá para coger confianza, alejar a los fantasmas y demostrar que se puede encontrar brillantez en mitad del fango azulón.