Otra vez la presión, otra vez una victoria del Cádiz y otra vez tener la sensación de estar obligado a ganar o los problemas se pueden acrecentar. Otra vez tocaba sufrir. Así arrancaba el Rayo su visita a un Valencia en horas bajas y conjurado para resarcirse de lo sucedido hace apenas unos días ante el Alavés en Mestalla. Lo que estaba claro era que, a priori, y sobre el papel, quien templara mejor sus nervios tendría ventaja a la hora de sumar tres puntos vitales para sus respectivos objetivos: Europa para los ché y la permanencia en el centenario para los rayistas.

Y otra vez la eterna lucha de Iñigo Pérez por encontrar el once que le haga sentirse cómodo en todas las líneas. En defensa tocaba vivir el regreso al lateral zurdo del Pacha Espino, en el centro del campo Crespo y en banda De Frutos, relegaban al banquillo a Chavarría, Unai López e Isi, mientras que en punta, Camello volvía a tomar el testigo de un Falcao que regresaba a la sala de espera junto a RDT.

El ambiente festivo de la ciudad del Turia se trasladó a la grada de Mestalla, que quería intimidar al Rayo para aprovechar los problemas de confianza que aparecen en los de Vallecas con cada revés. Se plantó bien el equipo de Iñigo, presionando arriba e incomodando a su rival en la salida del balón. El Rayo que se dibujaba al inicio del partido era reconocible y daba esperanzas a los suyos. Tras varios acercamientos sin excesivo peligro de los locales, una contra de cuatro para uno sería desbaratada por Mosquera para salvar a los suyos. Los cimientos del equipo de Baraja se tambalearon con la velocidad de Alvaro, Camello y compañía. Primer aviso rayista, primer cuarto de hora superado, todo en orden en Valencia.

El dominio del balón rayista inquietaba a la afición valencianista que se impacientaba con los primeros silbidos, mientras Crespo se erigía en el hombre de referencia de un Rayo que jugaba con tiralíneas y de memoria. Alvaro, Trejo y de nuevo Alvaro para rematar una pared 'tocada' que se marchaba junto al palo. Otro aviso franjirrojo. La electricidad del ataque vallecano estaba cortocircuitando a un Valencia superado por todas partes. Y a la fiesta se sumó la calidad de Trejo, los centros del Pacha y los remates de Camello para cerrar una más que interesante primera media hora de partido para los de Vallecas. Mamardashvili le negó al delantero centro la opción de 'tocar la guitarra rockera' de un gol que ya se cantaba en Vallecas. Paradón del portero valencianista ante un gran remate de primeras de Camello que bien mereció ser el 0-1. Tercer aviso, todo seguía por el mejor de los caminos, salvo por el nulo acierto (una vez más).

La cuesta abajo del primer acto cambió la tendencia del dominio y el Valencia creció en campo contrario para recuperar su supuesto poderío. Peter Federico remató junto al palo con Dimitrievski reaccionando a tiempo. Era la más clara de los locales, que acabaron el primer tiempo con otro intento de Peter, que se quedaba en eso, en un intento. Algo más pudo sacar Canós, pero su disparo lejano tampoco sorprendió a un atento Dimitrievski, que mantenía en pie a los suyos camino de vestuarios. Al contrario de lo vivido en otras ocasiones, lo mejor hoy no era el resultado, porque el Rayo mereció más tras 45 vibrantes minutos de fútbol alterno y eléctrico cuando tocaba ir al ataque. Faltaba el gol que hiciera buenos los merecimientos y que todos esperábamos para la segunda mitad.

Tras el descanso, Iñigo apostó por Isi para el enganche dejando en la caseta a Trejo mientras el Valencia, que seguía con el mismo equipo, buscaba dar continuidad a los minutos finales del primer tiempo que les había devuelto el protagonismo perdido por el buen hacer vallecano. Aguantó bien el 'arreoncillo' inicial de los locales y con paciencia intentó buscar los espacios y sobre todo la velocidad de Alvaro por banda para volver a ser el Rayo que tan bien lo había hecho en la primera mitad. A los diez minutos el partido estaba igualado y con pocas cosas que contar de uno u otro lado. El Rayo abusaba de los golpeos largos y el Valencia no encontraba el camino de hacer año. Una caída de Isi Palazón dentro del área tras llegada por la derecha fue tímidamente protestada por el murciano.

Baraja movió la cocktelera dando entrada a un Yaremchuk que en el primer balón que tocaba, nada más incorporarse al partido y completamente desmarcado dentro del área, la envió incomprensiblemente fuera. Buena ocasión para los locales que rápidamente obtuvo respuesta en un duro disparo de Isi desde la frontal que se marchaba arriba. El partido se animaba de nuevo y Hugo Duro, que se las tenía tiesas en cada acción con Lejeune, llegaba al segundo palo para rematar de cabeza. Detuvo Dimitrievski. Quedaba media hora de juego y todo seguía abierto.

Iñigo vio entonces que era el momento de refrescar a un equipo que había corrido (y tenía que seguir corriendo) mucho. Crespo y De Frutos dejaron su sitio para que se incorporaran al partido Nteka y Ciss. Estos movimientos llevaron a Camello a la banda derecha. Y precisamente sería Camello, junto con Alvaro, el que iba a obligar a Mamardashvili a emplearse a fondo en dos ocasiones para evitar que la justicia llegase al marcador. El portero volvió a negar el gol a un Rayo que buscaba la victoria con casi todo.

Y así llegamos al tramo final de un partido en el que, con el 0-0 en el marcador, tocaba guardar el botín conseguido y no poner en riesgo un punto que podía y debe ser de oro para el Rayo, y que pudieron ser dos si el disparo de Unai desviado por Cenk y milagrosamente 'raspado' por Mamardashvili de nuevo se hubiera ido para dentro y no contra el palo, como finalmente sucedió. Otro mérito más que, por desgracia, se iba al limbo.

De ahí al final no sucedió nada más que el reparto de puntos que el Rayo deberá hacer bueno el miércoles en Vallecas ante el Granada. Buen trabajo, buen partido y buen punto.