Antes de centrarnos en lo puramente deportivo, y en lo que ha sucedido hoy en el RCDE Stadium de Cornellá, permitidme la licencia de compartir con todos vosotros ese pensamiento que me lleva atormentando desde hace tiempo: ¡qué pereza de mercado de fichajes!

Dicho esto, y más allá de James, RDT, idas y venidas, rumores, ventas y compras, lo más importante es que hoy el Rayo volvía a jugar y que PxR volvía a acompañar al equipo en el cuarto partido del Centenario, porque ya estuvimos en Anoeta y en Getafe, también ante el Barcelona y hoy nos vinimos hasta Cornellá para cerrar este pleno antes del parón. Un carrusel de partidos que obligaba a Iñigo a hacer 'rotaciones', alguna por tema físico y alguna otra por cuestiones técnico-tácticas.

Ratiu volvía al lateral derecho e Isi se iba al banquillo dejando un ataque prometedor con Embarba, De Frutos, Alvaro y Camello. Velocidad, desborde, alegría, verticalidad y presión para asfixiar a un Espanyol que todavía no había estrenado su casillero goleador, hasta hoy, claro.

La historia empezó como tantas otras veces. Primer balón arriba de Lejeune para la carrera de Alvaro y tras pérdida a presionar y recuperar. Y el premio iba a llegar muy pronto, minuto 4 y Alvaro sorprendía a la zaga local para hacer el 0-1. Buena combinación por dentro, asistencia de Embarba y gol del utrerano ¿Había mejor manera de arrancar un partido en el que los 'rayirroojos' querían dar un golpe encima de la mesa incluso antes de poder contar con su 'mega estrella'? 

Buen comienzo para soñar, pero no, resulta que el Espanyol no estaba dispuesto a permitir que se le atragantara la presión y con una fulgurante salida por banda derecha desarboló a la defensa de los de Iñigo para, con el pase de la muerte acompañado de un gran gesto en el recorte de Carlos Romero, igualar una oda al fútbol de velocidad y ataque por ambos equipos. Siete minutos, dos goles y partido de ida y vuelta.

Entre tanto, y cuando el ritmo nos lo permitía, podíamos aprovechar para contaros que la 'bronca' a Embarba cada vez que tocaba el balón se escuchaba hasta en Vallecas o que, aunque hubo quien dudó de su presencia en Barcelona, RDT había viajado con el equipo.

Pero claro, si te despistabas en historias paralelas te perdías otra ocasión de Embarba o de De Frutos, al que se le fue largo el control cuando intentaba fusilar a Joan García. El primer cuarto de hora fue más que interesante, con dos equipos que desde el principio quisieron dejar claro que su intención era irse al parón con tres puntos más en el zurrón.

El siempre espectacular minuto en recuerdo de Dani Jarque coincidió con una lógica reflexión sobre el terreno de juego: tocaba bajar el ritmo si no se quería pagar el esfuerzo. Ambos equipos parecieron llegar a la misma conclusión, había que ser incisivo, pero inteligente. Y el Espanyol lo leyó bien y su 4-4-2 consiguió superar líneas para provocar ocasiones. Una llegada por banda izquierda rematada de cabeza por Veliz fue la más peligrosa.

El Rayo por su parte quería hacer daño por las bandas y, siempre que podía, intentaba tocar apoyándose en Valentín y Unai López para terminar buscando a Embarba o Camello, que se movían en punta buscando los agujeros de la defensa perica. También lo iba a intentar el Pacha llegando desde atrás y otra vez Alvaro con un remate final que se fue a las nubes. Media hora y el partido estaba en el aire.

Desde ahí hasta el final de la primera mitad lo más reseñable fue la lesión del Pacha Espino, que tuvo que ser sustituido por Chavarría, un remate de cabeza de Lejeune que se marchó fuera sin más peligro y otro 'Lejeunazo' de falta lejana que atrapó el portero. El Espanyol ya salía con dificultad de atrás y el Rayo se instalaba en campo contrario buscando adelantarse de nuevo en el marcador antes del descanso. Eso no ocurrió, pese al añadido de 6 minutos por los parones de un primer tiempo que empezó fulgurante y que se fue apagando.

La segunda mitad arrancó como acabó la primera, con el Rayo metido en campo del Espanyol y con Lejeune a lo suyo. Esta vez su disparo lejano de falta directa se iba a marchar por encima de la portería. Cárdenas no sufría y el equipo estaba cómodo porque los intentos espanyolistas no tenían ni la precisión ni la calidad suficientes como para inquietar a un equipo que debía dar un paso al frente para llevarse la victoria.

Embarba y Camello transitaban demasiado cerca el uno del otro y el Rayo se atascaba en los metros finales incapaz de encontrar a ninguno de los dos. Iñigo buscaba la solución a sus males y a la hora de partido tiró de Isi y Balliu después de mucho pensar sobre qué necesitaba el equipo.

Alvaro había puesto en bandeja el 1-2, pero Camello no acertó, y Lejeune reventó el esférico contra el larguero ante el asombro de todos. Dos ocasiones clarísimas que se iban al limbo y que engrosaban el historial ofensivo de un Rayo que merecía ir por delante, pero que seguía repartiendo el botín con su rival.

Superado el ecuador de la segunda mitad el Espanyol parecía haberse desperezado algo y quiso, a base de corazón, irse en busca de los tres puntos. Por momentos volvió a aparecer la imponente figura de Mumin para abortar el peligro. También hubo suerte en un balón que los blanquiazules no acertaron a embocar con todo a favor. Llegábamos al último cuarto de hora y al definitivo 'tiempo de agua' para aclarar ideas y cerrar un duelo jugado de tú a tú. Momento también para disfrutar del "A las armas" de los nuestros.

El final del partido tuvo de todo. Ocasiones claras para el Rayo y un final terrible para los vallecanos. En una contra Veliz rompió en mil pedazos el punto que hasta entonces había sumado el equpo de Iñigo. Toca aprender y mucho.