Opinión. Gracias por no quedarte sólo en el titular y por intentar entender el contexto de una frase como esa. La llegada de James Rodríguez al Rayo Vallecano debe considerarse como un acontecimiento especial, sin duda. Su categoría, su historial, su repercusión mediática están fuera de toda duda y creo que nadie podría atreverse a decir que fichar al mejor jugador de la última edición de la Copa América no es algo extraordinario. Aclarado este punto, voy con el meollo de la cuestión.
Que James juegue o no juegue es única y exclusivamente decisión de un entrenador, Iñigo Pérez, que lógicamente busca lo mejor para el Rayo Vallecano. Porque todavía no conozco a ningún entrenador que haya pasado por aquí y que no haya buscado lo mejor para el equipo, aunque solo fuera por su propio interés personal. Que James juegue o no juegue debe tener varias lecturas. Una deportiva, si James no está a su mejor nivel, ojalá hoy tampoco sea titular. Y otra personal, si James corre riesgo de lesionarse porque necesita más preparación, ojalá hoy tampoco sea titular. Y si es mejor, por una razón o por otra, que no juegue, ojalá que no juegue.
Si Iñigo valora todo lo que envuelve al equipo y al jugador y considera que James no está para aguantar 90 minutos o para ser titular, ojalá hoy tampoco lo sea. ¿Quién soy yo, que apenas llevo 16 años viviendo muy de cerca esto del Rayo para decirle lo que debe hacer? ¿Cómo podría plantarme delante del entrenador y decirle que James tiene que jugar sí o sí? Pues si yo no puedo...
En los últimos tiempos, desde la llegada de este futbolista a Vallecas, hemos visto cómo una tropa de 'haters' han sacado todo su arsenal de malas formas para dirigirse al entrenador del Rayo en términos que son inaceptables. Iñigo no vive en las redes sociales, dice no leer ni escuchar nada y eso que se ahorra.
Es inadmisible que ante los mensajes que llegan desde Colombia o desde donde vengan, nos quedemos de brazos cruzados y no pidamos que se acaben ya. Basta ya de tanto odio. Basta ya de tanto anonimato en las redes sociales para insultar, calumniar, ofender y provocar. Basta ya de tanta gilipollez, con perdón.
No sé cómo se verán las cosas en otros sitios, pero creo que en Vallecas no podemos ni debemos quedarnos de brazos cruzados ante situaciones como esta. El respeto debe ser uno de los pilares fundamentales en los que sustentar la convivencia y quien no esté dispuesto a defender un principio tan básico como este sobra en el Rayo, sobra en el barrio, sobra en todas partes.
Dudo mucho que cualquiera de los que se dedican a insultar en las redes sociales se hayan tomado la molestia de saber por qué digo lo que digo y, seguramente, todos ellos se habrán quedado en el titular y puede que ahora estén dirigiendo sus insultos hacia mí. Me va a afectar tanto o menos que a Iñigo, al que le digo que si James no está para jugar o para ser titular, ojalá que hoy tampoco juegue. Más respeto y educación, por favor.