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CRÓNICA

Sevilla 1-0 Rayo Vallecano: Sin tempestad y sin calma

Alvaro estrelló un balón contra el palo en la ocasión más clara del Rayo Vallecano

Escrito por Domingo, 24 Noviembre 2024

    El Rayo Vallecano perdió 1-0 ante el Sevilla en un partido en el que se quedó con diez futbolistas antes del descanso por expulsión de Unai López.

    Imagen del Sevilla - Rayo de esta tarde en el PizjuánImagen del Sevilla - Rayo de esta tarde en el Pizjuán(c) Laliga

    Ficha técnica:

    Sevilla (1): Ferllo, Carmona, Badé (A), Kike Salas (A), Pedrosa Barco, minuto 80), Gudelj, Sow (Juanlu, minuto 80), Sambi, Lukebakio (Suso, minuto 72), Peque (Navas, minuto 72) e Isaac.

    Rayo Vallecano (0):  Batalla (A), Ratiu, Lejeune (A) (Isi, minuto 85), Mumin, Chavarría, Unai (R), Gumbau (Pedro Díaz, minuto 70), Oscar Valentín (A), De Frutos (A) (Embarba, minuto 85), Alvaro (A) y Nteka (Camello, minuto 70).

    Goles: 1-0. Minuto 27. Sow.

    Árbitro: Busquets Ferrer.

    VAR: Cordero Vega.


    SEVILLA 1 (Sow) - RAYO VALLECANO 0 (-)

    El cielo gris de Vallecas durante este domingo amenazando, si no tormenta, al menos alguna llovizna más o menos esporádica, no quedó despejado para los aficionados del Rayo, que vieron nubarrones muy oscuros al enterarse de la alineación inicial de su equipo ante el Sevilla. La inclusión de Randy Nteka en punta de ataque y que se quedara fuera Isi Palazón iba a ser, junto con la aparición de Mumin, la principal novedad de un equipo que necesita soluciones y que, más allá del extremismo colombiano, las busca con opciones que al aficionado medio rayista le chirrían.

    Que el resto del equipo fuera el habitual confirma que el técnico vallecano está conforme con la línea defensiva, tras recuperar al sancionado Mumin, con el centro del campo en la figura de Oscar y Gumbau, y con las bandas, con Alvaro y De Frutos. Los suplentes siguen siendo muy suplentes y de momento no se atisban variaciones significativas en la idea de Iñigo.

    Antes del partido los corrillos futbolísticos del barrio se debatían entre sacar el paraguas para atenuar una hipotética tempestad sevillista o ir a pecho descubierto a buscar a su rival con el riesgo de coger una buena pulmonía. Fuera como fuera, lo que no se aclaraba era el maltrato hacia el técnico en las redes sociales. Denunciable y vomitivo el acoso, y sí, el Rayo es un equipo "chico", humilde y con más valores y honor del que tendrían veinte millones de 'haters' de teclado fácil.

    Dicho esto, el velero franjirrojo se mantuvo a flote con una buena aparición inicial, sin complejos y con ganas de hacer daño a un Sevilla que sigue sin pasar por su mejor momento y que, con dudas, busca parecerse en algo a aquel equipo que dio mucho que hablar durante varios años. Lukebakio hizo temblar a la defensa vallecana, que encontró en su 'salvador' Augusto Batalla al hombre que siempre está dispuesto a achicar agua cuando la cosa se pone fea. Su primera intervención a los diez minutos confirma lo que todos sabemos, que el Rayo tiene un seguro bajo palos.

    Los 'rayirojos' jugaban con Oscar Valentín de pivote en el centro y con Gumbau y Unai unos metros por delante. Ambos se alternaban en las caídas a banda y en las apariciones por el centro. La versatilidad de los vallecanos intentaba desordenar al Sevilla. Ratiu se metía por dentro cuando Gumbau se descolgaba a banda derecha, De Frutos se metía por dentro y Unai casi se convertía en un segundo delantero junto a Nteka. Y cuando tocaba defender, todos a la faena.

    Mientras la borrasca meteorológica seguía sin descargar, la futbolística se mantenía estable con los chispazos de Isaac haciendo cortocircuito en la zaga de un Rayo que, mediada la primera mitad, nadaba y guardaba la ropa a la espera de gozar de una oportunidad para demostrar que lo suyo no era sólo acompañar al Sevilla en su intento por lograr la victoria. Los sevillistas parecían tener las ideas más claras con posesión de balón y el Rayo sin ella, pero todo se torció cuando en el minuto 27 el planteamiento inicial zozobró tras una acción de Isaac ante Lejeune y Oscar Valentín, aprovechada por Sow que, llegando totalmente desmarcado, hizo tronar el Pizjuán. 1-0 antes de la media hora y el primer jarro de agua fría recibido.

    Que el equipo tuviera ya tres tarjetas en treinta minutos de juego (Lejeune, Oscar Valentín y De Frutos) tampoco ayudaba demasiado a capear el temporal. Para el segundo tiempo se preveían cambios, pero tres amonestados en media hora era demasiado 'doloso' para los intereses de un Rayo que pudo empatar tras una buena jugada de Alvaro a la que no llegó Nteka por centímetros con la portería vacía. Era el primer aviso de una tarde que seguía gris.

    El equipo salía bien de la presión, pero se quedaba sin luces en los metros finales. El único color disponible para los vallecanos era el amarillo de las cartulinas, a las que también se sumó Alvaro García al cortar una peligrosa contra de los sevillistas. Así llegamos a los minutos finales con la misma duda en la grada que en el campo: ¿seguimos con el paraguas abierto para que no nos mojemos más o lo cerramos y que pase lo que tenga que pasar? La duda para el Rayo sólo quedaría resuelta tras el descanso porque, aunque tuvo una ocasión clara para generar peligro a los 40 minutos, el golpeo de Unai a un metro de la frontal se iba a estrellar contra la barrera defensiva del Sevilla.

    Cuando todos miraban al banquillo en busca de soluciones tras el descanso, el gris se iba a convertir en negro tras la llamada de atención de Cordero Vega, jefe del VAR esta tarde, que aconsejó a Busquets Ferrer que fuese a ver 'la tele' un momento. En la repetición a cámara lenta que le mostraron al trencilla se pudo ver a Unai caer en la provocación de Isaac. El sevillista agarró sin balón al centrocampista del Rayo, que reaccionó lanzándole un puñetazo a la espalda. La jugada fue sancionada con roja directa para el rayista y nada para el instigador de la jugada. Resultado, que del amarillo pasábamos al rojo y del gris al negro en Sevilla.

    Tras el paso por vestuarios Oscar Valentín fue el elegido para pagar los platos rotos de lo vivido en la primera mitad. Pathe Ciss ocupaba su lugar en el campo para convertirse en el faro de un equipo que, con diez durante toda la segunda parte, iba a necesitar algo más para enderezar el rumbo, porque los primeros minutos de la segunda parte mantenían la borrasca sobre las cabezas de los vallecanos, que buscaban algún rayo de sol en las llegadas de Alvaro por la izquierda y las más tímidas incursiones de De Frutos o Ratiu por la derecha. Lo único 'despejado' que encontrábamos entre los vallecanos eran los reflejos y buen hacer de Batalla, que seguía a lo suyo parada tras parada.

    Al cuarto de hora llegó el primer destello ofensivo de los de Iñigo Pérez. Alvaro sorprendió y Nteka remató, pero su centrado disparo sería despejado con apuros por Ferllo, hasta el momento inédito bajo la portería sevillista. Las soluciones ofensivas no se encontraban dentro del campo y se intentaron encontrar a falta de veinte minutos desde fuera. Iñigo dio entrada a Pedro Díaz y Camello en lugar Gumbau y Nteka.

    El partido seguía en el aire y con todo por decidir, pero el destino le seguía dando la espalda a un Rayo que ya no miraba al cielo y que solo lo hacia al frente. Un robo de Alvaro García en el centro del campo terminó con el balón estrellándose contra la cepa del poste de la portería sevillista. La suerte también le era esquiva a un equipo que aguantaba a un Sevilla ramplón, que incluso recibía los pitos de los suyos. Quedaban diez minutos y había que confiar en la épica y la mejora de la imagen del equipo con los cambios.

    Para los cinco minutos finales el Rayo puso casi toda la carne en el asador. Quitó a Lejeune y De Frutos para dar entrada a Isi y Embarba, pasando a defender con menos y a atacar con más, mientras el Sevilla buscaba una sentencia que no necesitó porque el partido acabó sin tempestad y sin calma para un Rayo que poco pudo hacer, pero que hizo mucho, aunque no todo bien.

     

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