Manuel Peñalva es sinónimo de rayismo por los cuatro costados. Su vida ha estado marcada por la trayectoria de un club imposible de entender sin ahondar en las vidas de aquellos jugadores que consiguieron gestas en épocas en las que el fútbol era algo muy diferente a lo que conocemos hoy. Nacido en Madrid, siempre vinculado al barrio de Vallecas, jugador del Rayo desde los quince años y vecino del Estadio de Vallecas, donde vive desde hace décadas, Peñalva es la viva imagen del pasado de un club con el que vivió el primer ascenso a Segunda División y en el que jugó hasta cumplir los 28 años.
Ayer, Manuel Peñalva recibió un premio que significa agradecimiento y reconocimiento, un 'Rayista de oro' de la Peña 2004 que le llenó de satisfacción. "No esperaba esta muestra de cariño de la afición del Rayo, que es lo más importante que tiene este club", nos decía emocionado. "No esperaba esto, porque llevo sin estar en el club desde hace siete u ocho años. Me hacen alguna pregunta sobre algún jugador u otro y yo les doy mi opinión y si les va bien, pues fenomenal".
Siempre pendiente del fútbol, en sus paseos por los alrededores del Estadio de Vallecas se fija en los más pequeños. "Le he dicho a tu niño que le dé también con la izquierda, le da bien, pero tiene que utilizar la otra". Fútbol, fútbol y más fútbol, así es Manuel Peñalva.
Para un hombre de club como él, que ha vivido la entidad desde el campo, en el banquillo y también en los despachos, el Rayo lo es todo. "Es un equipo que llevo dentro. Entré cuando tenía quince años y aunque terminé muy pronto, porque lo dejé con veintiocho, siempre he estado ligado al club, como entrenador y en otras funciones", comentaba mientras echaba la vista atrás y recordaba alguna de las muchas vivencias acumuladas durante años y años con la franja roja. "Recuerdo que disputamos unas semifinales de Copa del Rey contra el Sporting. En Vallecas nos anularon un gol, nos pitaba Sánchez Arminio, y aunque en la vuelta lo intentamos, nos volvieron a ganar y nos eliminaron. El Sporting jugó la final contra el Real Madrid en el Jozé Zorrilla de Valladolid, el estadio de la pulmonía". En su cabeza se amontonan las anécdotas, los viajes en tren de ida y vuelta tras jugar un partido en Extremadura nada más bajarse y después de haber viajado toda la noche, los partidos importantes, las alegrías y los sinsabores.
Pero Peñalva, pese a haberse 'desconectado' del trabajo diario y de la cotidianidad del club, no solo vive de recuerdos y acumula más experiencia disfrutando con las andanzas del actual Rayo Vallecano. "Están haciendo una buena labor en Vallecas y el equipo tiene que seguir peleando como lo está haciendo. Hay que quitar algunas cositas que siempre fallan en los equipos, pero ahí están", cerrando con un deseo: "el Rayo es muy grande y espero que continúe, como poco, otro año en Primera y luego ya hablaremos". Peñalva y el Rayo, nombres inseparables.