CÁDIZ 1 (Alvaro Giménez) - RAYO VALLECANO 1 (Trejo)

Era la gran fiesta del fútbol en Segunda División. Un ejemplo de dos aficiones que se respetan y que comparten una misma pasión para disfrutarla por igual y de manera conjunta cuando el calendario les mezcla tanto en Vallecas, como en la Tacita de Plata, algo que debería haber ocurrido el pasado mes de marzo. No pudo ser y hoy esos equipos, sin la pasión de sus respectivas hinchadas, se citaron en este fútbol de mentira en el que las radios (las poquitas que pueden acceder) añaden por decreto sonido ficticio, en este fútbol en el que algunos equipos "pintan" virtualmente sus gradas para que parezca otra realidad, en este fútbol que parece cualquier cosa menos fútbol.

El Rayo llegaba con el rodaje de los 45 minutos ante el Albacete que le sirvieron para tener las primeras sensaciones en la nueva competición y, lo que es más importante, para sumar tres puntos vitales en su intención de meterse en la lucha por el play-off, mientras el Cádiz lo hacía más descansado, pero también menos conectado con el fútbol. El líder recibía al Rayo y lo hacía con la intención de prácticamente descartar a los vallecanos. El Rayo visitaba al Cádiz con la idea de sumar una nueva victoria que le catapultara hacia el favoritismo de venir desde fuera del play-off y con tendencia positiva.

Arrancó el Rayo con la intención de maniatar a su rival, dominando el balón y limitando las amenazas defensivas a una recuperación y una contra, que es a lo que se acomodó a jugar el Cádiz. El Rayo movía el balón de lado a lado, con el conjunto de Alvaro Cervera instalado en su propio terreno de juego. La paciencia de ambos era la clave de un partido que necesitaba un chispazo para cambiar la dinámica. Lo intentó Alvaro García desde lejos, después de una gran acción combinativa de los de Jémez, pero su disparo salió demasiado cruzado ante la mirada del cancerbero andaluz.

Durante la primera media hora, antes de la pausa de hidratación, solo se vio a un equipo con intención de buscar portería contraria, mientras el contrario juntaba líneas para desde un bloque bajo defensivo lanzar balones arriba en busca de un desasistido y desaparecido Nano. El guion estaba claro y los dos equipos lo asumían con total naturalidad. La movilidad de Andrés Martín, la inteligencia con y sin balón de Comesaña y el juego entre líneas de Trejo desequilibraban la balanza, pero sería Saveljich, con un remate partiendo de posición de fuera de juego por centímetros, el que remataría de cabeza para estrellar el esférico en el larguero de la portería cadista. El Rayo lamentaba su suerte, mientras el Cádiz respiraba con alivio al ver cómo se llegaba el descanso con igualdad en el marcador. La primera parte salvaba a los locales y dejaba a los vallecanos con la sensación de haber podido lograr mucho más, pese a su falta de remate efectivo.

Iván Alejo desequilibró el partido hacia su banda y se aprovechó de un desajuste defensivo del Rayo para lograr el empate

Cervera intentó desde el descanso cambiar la dinámica del partido dando entrada a dos hombres de perfil muy distinto, pero con intenciones ofensivas claras. La velocidad y la insistencia de Iván Alejo debía encontrar premio en la presencia del Choco Lozano en punta de ataque, pero los planes se le torcerían rápidamente al técnico del Cádiz tras un acción de fantasía de Oscar Trejo. La recuperación del argentino en campo propio, con un sombrero y continuación con la cabeza, consiguió la inestimable colaboración de Andrés Martín en la pared. Trejo recogió el pase de su compañero y con una buena dosis de fortuna logró quedarse con el ballón para rematar y lograr el 0-1 (minuto 50). El Rayo lograba ventaja cuando el partido parecía adormecido y cuando el Cádiz había intentado dar un pequeño paso al frente.

Con media hora de juego por delante, Jémez empezó a refrescar a su equipo. Juan Villar sustituía a un Qasmi que trabajó pero que no pudo aportar mucho y De Frutos relevaba a Alvaro, que tampoco estuvo a buen nivel. El técnico del Rayo buscaba solventar alguna de las debilidades que mostraba su equipo en un partido cómodo y aparentemente controlado desde el primer minuto.

A falta de veinte minutos para el final, sería el Choco Lozano el que buscaría sorprender a Dimitrievski con un balón que recibió en la frontal y que remató por encima de la portería del macedonio. El conjunto andaluz quería tener el protagonismo que no había conseguido durante todo el partido, pero el Rayo se sentía cómodo con los espacios que se le presentaban en el choque. Villar gozó de una gran ocasión desbaratada por el portero local en el primer palo, mientras Trejo seguía dejando los destellos del 'superclase' que es. Un control con el pecho y un regate casi con la mirada provocaron una falta que finalizó con un doble remate de Joni Montiel, que acababa de sustituir a Santi Comesaña. Juan Villar tendría otra clara ocasión salvada 'in extremis' por el portero, que se hizo grande ante el atacante franjirrojo.

El Rayo, con la movilidad de Joni y Trejo, seguía moviendo el balón con criterio, aunque con menos insistencia, y el Cádiz, con las llegadas de Alejo por la derecha, buscaba 'rascar' algo en un partido en el que no había estado a la altura. Los minutos caían como una losa en las dudas del líder, que pese a todo encontró un filón en la banda de Alejo y Luna. Jémez lo había visto venir y preparaba el cambio del lateral (dando entrada a Tito), pero justo en la acción anterior una nueva llegada de Alejo permitió a Alvaro Giménez encarar con ventaja a Dimitrievski. No le tembló la mano y el empate subía al marcador de un partido que futbolísticamente había estado volcado hacia el lado contrario. El Rayo había concedido una contra de manera inocente, con Saveljich sumado al ataque y con tres jugadores cubriendo al receptor del balón (Alejo) y ninguno al rematador final (Alvaro).

La expulsión de Joni Montiel en el descuento y los inocentes intentos del Rayo llevaron el partido hasta el minuto 96 en el que ambos contendientes firmaron las tablas y cerraron un partido en el que el Rayo buscó y mereció más y el Cádiz esperó y encontró demasiado.