Volvía el fútbol a Vallecas en el segundo día del nuevo año y lo hacía para brindarnos un derbi en el que el favorito era el Rayo y la supuesta víctima propiciatoria un Alcorcón que, encontrándose en la zona caliente de la clasificación, no debía permitirse salir con malas sensaciones del Estadio de Vallecas. Iraola, que en la previa elogió tanto a sus jugadores, por lo 'enchufados' que han vuelto tras el limitado parón navideño, como a su rival, por la mejoría experimentada tras la llegada de Anquela, buscó la continuidad con un once inicial en el que volvió a confiar en Luca Zidane para guardar la portería, en la dupla de los 'Oscars', con Trejo y Valentín en la medular y en Antoñín, para ser el estilete ofensivo que no ha logrado ni con Ulloa, ni con Qasmi..

El guion del partido nos ofreció dos estilos muy diferentes de juego. El Alcorcón salió mandón, dominador y con ganas de hacer daño. El Rayo, en cambio, se agazapaba y buscaba su oportunidad para dar un zarpazo que pudiera hacer dudar a su rival. A los seis minutos Luca tuvo que intervenir con una gran mano abajo para salvar el 0-1 tras remate de Gual. El Alcorcón era el equipo ofensivo y el Rayo tenía que aplicarse en labores de contención.

Había pasado el primer cuarto de hora y apenas teníamos noticias de un Rayo que encontró la luz cuando conectaron Pozo y Antoñín. Un gran pase del mediapunta a la espalda de la defensa encontró en la galopada de Antoñín la mejor respuesta. El delantero remató ante Jiménez, que salvó el gol de primeras pero no pudo evitar que en el rechace el propio Antoñín marcase a placer. El Rayo encontraba un premio excesivo y el Alcorcón un castigo exagerado. Pero así se escribía la historia de un partido que, hasta el descanso, apenas cambió de rumbo.

Los de Anquela siguieron siendo los dueños del balón, con el Rayo parapetado atrás. Boateng pudo empatar, pero su remate casi a placer no encontró puerta, y cuatro minutos más tarde, acercándonos a la media hora, Pozo tuvo en sus botas el 2-0, pero tras una gran acción de Alvaro apurando línea de fondo para centrar, remató desviado cuando ya se olía el segundo de la tarde.

La segunda mitad arrancó con el Alcorcón con nuevos bríos y con el Rayo intentando quitarse de encima el acoso de su rival. Luca tuvo que emplearse a fondo para evitar el empate en un par de ocasiones, mientras Antoñín obligaba a Dani Jiménez a salvar sobre la línea un buen testarazo del ariete franjirrojo.

El partido tenía la tensión, por incertidumbre del marcador, y los nervios de un partido igualado y parejo con estilos totalmente contrapuestos. Iraola buscó la contención de Comesaña y la frescura de Andrés, mientras Anquela confiaba en Hugo Fraile para poner la cosas en su sitio. Los alfareros seguían mandando en el derbi, los rayistas parecían querer que acabara pronto el partido.

Faltaba un cuarto de hora y el fútbol hacía justicia a la mayor mordiente de los visitantes. Una buena acción ofensiva iba a ser remachada a puerta vacía por Barbero para lograr un empate merecido por intenciones más que por el fútbol de un Alcorcón que seguía intentándolo ante un Rayo que debía reaccionar para recuperar lo perdido.

Y lo iba a hacer el equipo de Iraola a base de corazón y con la fortuna de cara tras una acción trabajada por un Bebé que se había incorporado minutos antes. La pelea del portugués con remate final que tocaba en un defensa se iba para adentro y devolvía la ventaja al Rayo, dando paso a unos minutos finales de extrema tensión. El Rayo defendió la victoria y sumó tres puntos vitales para seguir en la zona alta.