El Rayo Vallecano tiene un problema con el gol. O si preferis podemos decir que tiene un problema con el juego para hacerle llegar el balón a sus delanteros en condiciones de hacer gol. Mirando los números, puede parecer otra cosa (es el cuarto equipo más anotador de la categoría) pero apenas es capaz de anotar 1,22 goles por partido. En la última jornada contra el Sporting de Gijón, jugó con 3 delanteros (Qasmi, Guerrero y Antoñín) y ninguno chutó a portería.
Las mejores ocasiones del partido las protagonizó Bebé, el futbolista que está salvando los muebles en este tramo de la temporada. Fue el responsable de meter al equipo en la remontada contra el Zaragoza y una semana después abriría el marcador asistiendo a Mario Suárez en Alcorcón.
Y es que los franjirrojos fueron incapaces de hacerle llegar a ninguno de sus arietes una pelota en ventaja para poder anotar. El mejor ejemplo de esta situación crítica lo tenemos en Antoñín que es actualmente el pichichi del equipo con seis goles (7 si tenemos en cuenta el de Copa). Su último tanto se produjo hace 11 jornadas durante el encuentro contra el Alcorcón. Desde entonces no ha vuelto a ver portería y ha perdido el puesto de titular frente a Guerrero, primero, y Qasmi, después.
Rayo 0 - Sporting 1: La falta de puntería condena al Rayo.https://t.co/gxuqeVdlLk
— Pasión por el Rayo + PxR Radio (@pasionporelrayo) March 30, 2021
Con la prolongada baja de Ulloa por lesión, queda claro que el Rayo Vallecano no tiene un goleador nato y que la tarea del gol es un objetivo coral en el equipo. Ninguno de sus jugadores aparece en el Top 10 de máximos artilleros de la Liga.
Su próximo rival, el Almería, si que cuenta con Lazo o Sadiq entre los máximos goleadores. Una circunstancia que puede pesarle a este Rayo Vallecano que este fin de semana se juega su plaza de play-off.