Leganés y Rayo Vallecano volvían a encontrarse unos días después del 3-0 con el que la afición vallecana disfrutó en el Estadio de Vallecas y que le daba la vuelta al favoritismo de una semifinal a la que ambos equipos habían llegado en dinámicas diferentes pero que, en apenas media hora en Vallecas, quedó muy desnivelada a favor de un Rayo que viajó a Butarque para hacer bueno el resultado y meterse en la final por el ascenso ante el Girona.

Para conseguirlo Iraola volvió a 'tirar de manual' para seguir dando continuidad al equipo que le ha traído hasta el actual momento de la temporada. Enfrente, Garitano sí introdujo algunas variaciones para conseguir que su equipo reaccionara ante un Rayo que sabía que cada minuto que pasara sin que los locales se acercaran en el marcador era media vida ganada en su camino hacia el ascenso.

Los primeros minutos no sorprendieron a nadie. El Leganés intentó salir en tromba mientras el Rayo se plantaba en su terreno de juego para buscar salidas a la contra que rebajaran le ebullición de un equipo que a los once minutos ya había logrado el primero de sus objetivos: lograr un gol pronto. Una fulgurante acción de ataque, bien trenzada, iba a permitir a Rober Ibáñez batir a un Luca que había tenido trabajo durante los primeros compases, pero que no pudo hacer nada para tapar el remate. Con 1-0 y con los dos centrales amonestados de manera absurda y demasiado rigurosa, el partido y la eliminatoria empezaban a verse algo más gris, aunque con la ventaja todavía de cara como para confiar en que la intensidad local no podía durar eternamente y el Rayo podría (y debía) reaccionar.

El sufrimiento del Rayo era absoluto porque no tenía balón y porque el Leganés se movía bien y golpeaba por ambas bandas para seguir haciendo daño a los de Iraola. Lo intentó Saveljich a la salida de un córner pero su remate de cabeza salió desviado. Era el momento en el que el Rayo parecía quitarse de encima la presión de los locales, que habían llevado el partido a la disputa general de ambos bloques, pero también a la individual de cada disputa de balón (con roces entre banquillos o incluso a discusiones con los masajistas del Rayo). La 'guerra' estaba servida.

Pasados veinte minutos, el Rayo lograba frenar la avalancha del Leganés enfriando el ritmo del partido y manteniendo a raya a su rival. Había que estar muy concentrados en defensa y evitar que el balón parado pudiera tener protagonismo. Tres saques de esquina consecutivos volvieron a devolver la sensación de estar pisando arenas movedizas en un partido que de acabar 3-0 después de una prórroga beneficiaría a los pepineros, que acabaron mejor la liga regular.

La primera mitad fue del Leganés. El Rayo no se acercó a las inmediaciones de Riesgo y lo vivido hacía pensar más en una remontada local que en un afianzamiento de ventaja rayista. Y eso no ayudaba de cara a una segunda mitad que se podría hacer muy larga para ambos equipos, pero sobre todo para aquel que no tenía balón.

Las bandas del Rayo estaban desaparecidas, Qasmi no entraba en juego y el centro del campo se diluía entre Oscar Valentín , Comesaña y Trejo, que eran incapaces de superar la presión pepinera. La tensión era máxima y la imagen muy floja. 

Los corazones franjirrojos casi se pararon cuando en el 41 Rober Ibáñez hacía un eslalon infernal escapándose de todos los rivales que le salieron al paso, volviendo a latir al comprobar que su disparo cruzado salía desviado junto al palo de un Luca Zidane que se lanzó y acompañó con la mirada la trayectoria del esférico. Alivio y a seguir sufriendo. Lo buscó Fran García con un remate que salió alto. Lo mejor al descanso, que la ventaja seguía siendo de dos goles.

El inicio de la segunda mitad debía marcar las pulsaciones de un partido y una eliminatoria a la que le quedaba un suspiro eterno. Los primeros instantes mostraron el cambio de cara general del Rayo, que volvió de vestuarios mucho más metido en el partido. La presión era más intensa y el Leganés empezaba a tener dudas sobre la efectividad de su juego.

Iraola, viendo el cambio de tendencia del partido, decidía eliminar la referencia a los centrales dando entrada a Andrés Martín en sustitución de Qasmi. Y a renglón seguido llegaba la ocasión más clara para el Rayo. Una falta lanzada por Trejo casi sorprendió a Riesgo, que reaccionó bien al comprobar que el intenso tráfico que había en el área no cambiaba la trayectoria de un balón que se acercaba al palo. Buena intervención de un portero que en el partido de ida fue protagonista negativo para los suyos en las acciones de los goles franjirrojos. Quedaba media hora y el partido ya no tenía la misma pinta que en el primer período.

Todo iba a cambiar cuando el Rayo, con un centro al área, iba a igualar el partido. Sergio González tocaba el balón para sorprender a Riesgo y apagar de manera definitiva al Leganés, al banquillo y a la grada de Butarque, que enmudeció por completo. El Rayo acariciaba la final del play-off y el Leganés veía cómo, prematuramente, se acababan sus opciones de seguir metiendo presión a la eliminatoria.

El gol del Rayo, la lesión de Alvaro (que tuvo que salir en camilla por un problema en el hombro), el carrusel de cambios y el cambio de tendencia del partido provocaron que el choque se enfriara de manera definitiva. Mucho más cuando Andrés arrancaba desde el medio del campo, jugaba para Fran García que cambiaba hacia Isi para que la devolviera a Andrés. Gol del Rayo y eliminatoria mucho más sentenciada. 

Fin de la historia. El Rayo se mete en la final del play-off de ascenso a Primera División y se medirá al Girona.