Opinión. Vallecas volvió a retumbar con la Vida Pirata, esa que para algunos es una llamada a ser un vago y a no sé cuántas tonterías más, pero que para muchos es sinónimo de felicidad casi absoluta. La felicidad a la que nos llevó el jueves el penalti lanzado por Ratiu en Gotemburgo y la felicidad que nos brindó el bueno de Alemao anoche en Vallecas. Cualquier otro comentario más allá de esto viene a demostrar que ni tienes idea de lo que significa el Rayo para su gente, ni de lo que es el rayismo, ni lo que quiere el barrio de Vallecas.
Y el miércoles empieza la Copa, sí la tercera competición para este rayo post-centenario que sigue manteniendo a raya a los agoreros. Qué calladitos están los que auguraban que el Rayo era carne de cañón porque es imposible que pueda jugar tres competiciones al máximo nivel. Qué calladitos están los que, incluso antes de empezar a jugar la Conference, como los resultados no llegaban, ya estaban anticipando descensos y sufrimiento. No digo que no se vaya a sufrir, no lo sé, sólo digo que qué calladitos están los que esperan ver sufrir al Rayo para decir aquello de “ya os lo dije” o “yo ya lo sabía” o “el Rayo debería haber tirado esta o aquella competición”. De momento, todos tapaditos, esperando para salir de la cueva.
Pues eso, lo dicho, que el miércoles volvemos a esos campos que tanto nos gusta visitar, esos campos que nos recuerdan que un día estuvimos en sitios así y que, con Isi, con Alemao, con Oscar Valentín, con Trejo o con los que jueguen, hay que respetar tanto a la competición, como por supuesto al rival. El Yuncos lleva trabajando a destajo desde que supo que su rival sería el Rayo. Amplió el aforo de su estadio, vendió entradas online, tiene su bufanda y sus camisetas conmemorativas de un día único para ellos. Solo espero que podamos disfrutar de una maravillosa noche de fútbol con la Copa como excusa. Esa es nuestra próxima estación de un viaje que de momento nos está dando muchas alegrías. Queremos seguir viajando.
