Michael Robinson llegó a nuestra liga de la mano del Osasuna y terminó convirtiéndose en una de las figuras más conocidas del periodismo futbolístico de nuestro país.
Conocido a todos los niveles por sus apariciones televisivas, por su «media lengua» con acento inglés, por sus patadas al diccionario de la Real Academia de la Lengua y por su gracia, aunque muchos no entiendan el humor británico, Michael Robinson es, ha sido y será un todoterreno, uno de esos hombres que en su etapa de futbolista arrasaban con lo que se pusiera por delante y que, posteriormente, con un micrófono en la mano ha sabido ganarse el afecto de toda la España futbolística.
Robinson nació en Leicester (Inglaterra) el 20 de Julio de 1958, aunque la nacionalidad irlandesa de su madre le permitiera ser internacional con la selección de Irlanda. Las escasas probabilidades de jugar con Inglaterra ayudaron a su decisión de elegir la República de Irlanda como país a defender en un número cercano a la treintena de oportunidades, aunque toda su carrera deportiva en las islas la desarrollara en tierras inglesas. Jugó en el Manchester City, Brighton y Liverpool, equipo con el que logró sus mayores hitos, sumando una Premier League, una FA Cup y una Copa de Europa, antes de dar el salto al fútbol español de la mano del Osasuna de Pamplona, previo paso por el Queens Park Rangers.
La llegada de Robinson al Osasuna vino precedida de las críticas que la afición rojilla dedicó a su por aquel entonces presidente, Fermín Ezcurra. Una grave lesión del mejicano Javier Aguirre, que ante el Sporting sufrió una fractura que obligó a los navarros a darle la baja federativa, provocó la llegada de un hombre que se convertiría en un referente del conjunto pamplonés, pocos años antes de la llegada de uno de sus grandes héroes, el polaco Jan Urban -recordado por su ‘hat-trick’ al Real Madrid en el Bernabéu en una de las noches más mágicas que los aficionados rojillos han vivido a lo largo de su historia (0-4)-.
El jugador inglés llegó a Pamplona tras haber perdido la internacionalidad y con la idea de recuperarla volviendo a ser el delantero que tan buenas tardes había ofrecido a los seguidores del Brighton y el Queens. «En el Queens me estaban alineando en el centro del campo, en lugar de como delantero centro. Por eso no me llamaban a la selección. Una de las razones por las que quería salir de allí era para jugar de delantero centro, que es mi puesto», decía nada más aterrizar en Pamplona en 1986. Se definía, además, como un «delantero centro a la antigua usanza. Corro, peleo y caigo a las bandas. Tengo un fútbol muy agresivo aunque no tenga excesiva habilidad».
Tras su paso por la liga española decidió quedarse, convirtiéndose en uno de los principales nombres del periodismo deportivo de nuestro país. Dio sus primeros pasos en el Mundial de Italia 90, retransmitiendo con un estilo fresco y especial los encuentros del grupo F en el que se encontraba encuadrada la selección irlandesa.
Tras su bautismo como comentarista para TVE, reapareció en Canal Plus con ‘El día después’, permaneciendo en dicho canal y en la Cadena Ser hasta la actualidad.
