El Real Madrid se las prometía muy felices cuando al descanso dominaba el derbi contra el Rayo por un cómodo 2-0. El Real Madrid y su afición, quizá alentados por el recuerdo de tardes de goleadas contra el Rayo, creyeron que el partido estaba cerrado tras el primer período. Tanto el Real Madrid como afición cayeron en el terrible error de dar por muerto a un equipo que tras el descanso salió a dar un vuelco al marcador y que, primero con un remate a la madera, y después, con el gol de Falcao, llevaron la intranquilidad y la desesperación a la parroquia local.
Tras el 2-1 anotado por Falcao, el nerviosismo de la grada provocó silbidos contra el Real Madrid ante el riesgo evidente de perder dos puntos si el Rayo acertaba en una de sus ocasiones. Los aficionados locales no entendieron que el Real Madrid no tirara de coraje para irse arriba en busca del tercero cuando el Rayo apretaba el marcador y, ante la parsimonia en el juego de los de Ancelotti, las muestras de disgusto fueron aumentando.
Al final todo salió bien para los intereses de un Real Madrid que tuvo que escuchar cómo sus propios aficionados les silbaban viendo que el Rayo era una amenaza más que cierta.