El Celta de Vigo dominó en juego y ocasiones la primera mitad y en goles la segunda. Aunque sólo necesito 20 minutos del primer tiempo y apenas 2 del segundo. Un Rayo casi irreconocible durante todo el encuentro que no consiguió robar y no hizo su presión alta e intensa suma su quinto encuentro sin ganar. Pero lo verdaderamente preocupante es su sequía goleadora y la pérdida de su fiabilidad defensiva.

Dos pilares sobre los que ha basado esta exitosa campaña hasta ahora. Hay que decirlo así porque todos firmábamos tener 35 puntos en 25 jornadas. Sólamente Osasuna y Athletic Club habían conseguido marcarle dos goles al Rayo cuando actúa como visitante. Hoy el Celta apenas necesitó dos minutos para hacerlo.

El Rayo no compareció en los primeros minutos de partido y era un pelele en manos de un equipo vigués embravecido bajo el aguacero. Solo el desacierto de los arietes celestes y el acierto de Dimitrievski evitó llegar al minuto 5 con el 2-0 que finalmente campeó en el marcador.

Los franjirrojos sólo consiguieron quitarse el dominio a balón parado. Lejeune paró los corazones de miles de aficionados vigueses tanto de falta como de saque de esquina estando a punto de lograr un gol olímpico que podría haberlo cambiado todo.

El susto en el cuerpo igualó las fuerzas y el Rayo empezó a carburar con un Raúl de Tomás que se afilaba el colmillo para estrenarse por fin en su tercera etapa como franjirrojo. No lo logró. Pero no fue por falta de interés, ni de esfuerzo, ni de insistencia. Disparos cerca de portería, detenidos por el portero, rechazados por Villar, estrellados en la madera.

RdT fue la pesadilla del Celta en los mejores minutos de la franja. Y cuando mejor estaban los de Vallecas llegó el minuto de pesadilla: primero Aspas aprovechando un pase atrás de Carles y después con un autogol de Ciss en un rechazo de Dimitrievski a tiro de Seferovic previa revisión de VAR.

El Rayo se deshacía como un azucarillo bajo el agua de Vigo y agudizaba su crisis de resultados con un tercer tanto directo al amor propio en una pérdida impropia de Óscar Trejo que aprovechó Iago Aspas para superar de vaselina al normacedonio.

El baño de realidad del 3-0 hundirá las ilusiones europeas de muchos y confirmará lo que muchos otros sabemos que significa Iraola para este Rayo: un auténtico milagro.