El fútbol está repleto de historias curiosas como la que ha vivido Alejandro Catena en los últimos 4 años y poco. Porque el central ha pasado de vivir en primera persona la crisis del CF Reus, que acabó con su desaparición final en 2021 tras un farragoso concurso de acreedores, a formar parte de un Osasuna que va a jugar competiciones europeas en la campaña 2023/2024.

Entre medias lo que ha pasado en su vida es el Rayo Vallecano. Un club al que este mostoleño era asiduo antes de su llegada al fútbol profesional. Lo reconoció él mismo: estaba sorprendido por el ambiente del fondo de Vallecas.

"Tengo muchos amigos en Móstoles a los que les gustaba el Rayo e íbamos a verle con 14 años. A mí me ha tirado siempre. Cuando vine a jugar no era la primera vez que pisaba Vallecas y vivía ese ambiente. Sentirlo desde dentro es más bonito" dijo en una entrevista en AS.

Su llegada al Rayo se produjo un 1 de febrero de 2019 justo sobre la bocina del mercado de fichajes. El jugador llegaba tras semanas sin cobrar, con su equipo ya retirado de segunda y en un último partido en Reus en el que además se hizo un gol en propia puerta. Su proceso de adaptación al Rayo de Míchel que bajó a segunda fue duro y apenas sumó minutos. No fue hasta que el equipo ya estaba descendido con Jémez en el banquillo cuando debutó en primera como titular (jornadas 37 y 38).

Su historia iba a cambiar radicalmente la próxima temporada. Titular indiscutible y mandando en el centro de la zaga comenzando a escribir una gloriosa etapa con la franja. Y como a muchos en la actual plantilla su vida le cambió cuando entró en su vida Andoni Iraola. Con el de Usurbil, Catena reafirmó lo que ya sospechábamos: era un central destinado a marcar una época en la zaga.

164 partidos después de su debut (165 presencias con la Franja) se marcha del Rayo Vallecano como el 37º jugador con más encuentros disputados con la elástica franjirroja. 10 goles, un ascenso, unas semifinales de Copa del Rey y una última jornada, la de su despedida, soñando con Europa.

En cuatro años y poco ha pasado de jugar en un club desaparecido a lucir el parche de la Conference League en la manga de su nueva camiseta rojilla. Su presentación, en Beti-Jai de Madrid, como el de una estrella del rock. El frontón de Móstoles, ahora en El Sadar fichado por Osasuna. Con contrato de 5 años y 10 millones de euros de clausula de rescisión.

¡Buena suerte, Cate!