Deslumbrante. Enorme. Insuperable. "¡¡Madre mía, qué afición!!". Esta frase, escuchada esta tarde-noche en las gradas del Estadio José Zorrilla de Valladolid, resume bien a las claras lo que supone hacer las cosas con corazón, con gusto y con pasión. "Nuestra palabra cumplimos, aquí seguimos sin rendirnos", fue el lema que pudo leerse cuando los jugadores de Rayo y Valladolid aparecían por la boca de vestuarios para saltar a un césped que les aguardaba mirando hacia arriba, pendiente de lo que sucedía en una grada poco habituada a tal espectáculo.

Paco Jémez también quiso ser testigo de primera mano de lo que allí sucedía. El técnico no quitó ojo en todo momento a la esquina superior del estadio blanquivioleta, mientras los asientos se iban poblando de seguidores del Rayo que gritaban al unísono "Juegas en casa, Rayito juegas en casa". Más de un millar de seguidores del conjunto vallecano se desplazaron a Valladolid para vivir una vez más, uno de los momentos más memorables en la historia de la afición franjirroja.

La afición del Rayo deslumbró con un enorme e insuperable espectáculo. El año que viene más... en Primera.