>© PXR. Vallecas, 16 Mayo 2009
El Rayo se deshizo con amplitud y comodidad de un Córdoba acuciado por su situación y que en el Teresa Rivero terminó siendo la caricatura de equipo que no se esperaba y que, jugando así, se salvará por deméritos del resto más que por su propio oficio. Así de cruel y de real.
Rayo Vallecano: Cobeño, Albiol (Juanma, 72′), Salva, Serrano, Coke, Enguix, Diamé, Michel, R. Reyes (Collantes, 61′), Piti (Perera, 66′) y Pachón.
Córdoba: Raúl Navas, Rubén, Aurelio, Pierini, Arteaga, Asen, Carpintero (Natalio, 57′), Ito, Oberman (Díaz, 57′), Javi Flores y Cristian Alvarez.
Goles: 1-0. Salva, min. 41; 2-0. Michel, min. 49; 3-0. Piti, min. 51; 4-0. Piti, min. 57; 5-0. Perera, min. 78.
Arbitro: Estrada Fernández.
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Para ser justos habrá que decir que el Rayo encarriló el partido cuando más atascado estaba y en momentos de los llamados psicológicos. Justo al final de la primera parte Salva adelantaba al cuadro franjirrojo y nada más iniciada la segunda mitad era Michel quien ponía tierra de por medio para iniciar un camino sin retorno que les llevaría al resultado final, una ‘manita’ que hizo justicia a lo ofrecido por ambos contendientes.
El partido empezó raro. El Rayo no fue el vendaval de otras ocasiones y pareció ser consciente del rival que tenía enfrente, una vez aprendida la lección tras la derrota ante el Albacete. Aún así, las ocasiones más claras fueron para los locales que con Coke y posteriormente Piti, hicieron méritos para adelantarse en el marcador.
Las bajas de Tena, Jofre y Aganzo fueron cubiertas por Serrano, que por segunda semana consecutiva estuvo a buen nivel en el centro de la zaga, Rubén Reyes, que no tiene la explosividad de Jofre pero sí calidad suficiente para salir con solvencia de los regates, en ocasiones demasiados, y por Piti, que una semana más volvió a ser clave, con dos goles y mucha movilidad y ofrecimiento.
La primera media hora parecía llevar el partido al empate a cero, un resultado que favorecía los intereses de los de Luna Eslava mientras alejaba a los vallecanos de su objetivo. El Córdoba estaba bien asentado atrás, con una doble línea defensiva que dificultaba la salida del balón y con un único hombre en punta, que apenas inquietó a Cobeño. El balón iba de lado a lado, el Rayo tenía más intención y calidad, el Córdoba más orden.
Los franjirrojos se bloquearon y se les nubló la vista viendo cómo pasaban los minutos y sus ocasiones se iban al limbo, pero llegó Salva, a la salida de un córner, para ‘abrir la lata’ e iniciar la senda de la victoria.
El partido ya no tuvo historia
Ya no hubo vuelta atrás. El Córdoba encajó fatal el golpe y de ello se aprovechó Michel, nada más iniciada la segunda mitad para noquear a su rival y empezar un recital que rozó el escándalo y que sumió al Córdoba en un profunda crisis.
Javi Flores, que durante la primera mitad había dado muestras de su calidad, ya no volvió a aparecer y el conjunto verdiblanco (azul hoy) voló física y mentalmente del Teresa Rivero para recibir un correctivo de los que escuecen. El recién ascendido Rayo Vallecano fue un tren expreso que les pasó por encima, mientras sus seguidores aprovechaban la tesitura para dejarles algún que otro recadito desde la grada.
Ahí empezó el ‘momento Piti’. El delantero que esta misma mañana pasaba la última prueba para ver si su estado de forma era el más idóneo para afrontar el encuentro anotó por partida doble en apenas seis minutos y lucio su tremenda pegada. «Otros cuatro goles estarían muy bien», nos había dicho pensando en la recta final del campeonato, hoy logró dos que pudieron ser más. Esta es una de las buenas noticias que rodean a este Rayo, tanto como la ‘profundidad de armario’ de un equipo que tiene un tremendo potencial.
Si falta Cobeño, Falcón lo hace de cine, si falta Tena está Serrano y si es Aganzo, nos encontramos a Piti, y hoy incluso a Perera, autor del quinto y definitivo tanto, en unos momentos finales en los que los jugadores del Córdoba casi le recriminaron que siguiera buscando el sexto. El hambre de victoria de este equipo es infinita y el Córdoba la terminó sufriendo en sus carnes, para regocijo de una grada que hizo la ola, pidió la manita, cantó, bailó, disfrutó y continúa soñando con ver a su Rayo en Primera División. Hoy el objetivo está un poco más cerca, a pesar de que los rivales siguen sin aflojar.
Un sentimiento, una ilusión… ¡aúpa Rayo, aúpa campeón!
