PUBLICIDAD

RAYO 1 - BARCELONA 5. Crónica

Con TODO en contra

El Rayo dejó bien claro que "este barrio nunca se rinde"

Escrito por Jueves, 03 Marzo 2016

    Cinco goles en contra, dos expulsiones, un penalti mal señalado.... el Rayo lo tuvo todo en contra ante el líder, aunque le plantó cara incluso con nueve.


    Ficha técnica: 

    Rayo Vallecano (1): Juan Carlos, Tito, Crespo, Llorente (R), Quini, Iturra (R), Trashorras, Piti (Joni Montiel, minuto 55), Bebé (Amaya, minuto 69), Embarba y Manucho (Javi Guerra, minuto 79).

    F.C. Barcelona (5): Bravo, Piqué, Mascherano, Matthieu, Iniesta, Sergi Roberto (Aleix Vidal, minuto 71), Rakitic (Arda Turan, minuto 65) (A), Busquets (Vermaelen, minuto 76), Neymar (A), Suárez y Leo Messi.

    Arbitro: Bikandi Garrido.

    Goles: 0-1. Minuto 21. Rakitic; 0-2. Minuto 22. Messi; 0-3. Minuto 52. Messi; 1-3. Minuto 56. Manucho; 1-4. Minuto 71. Messi; 1-5. Minuto 85. Arda Turan.


    El Rayo Vallecano perdió (1-5) ante el líder de la Primera División, un equipo que parece no necesitar correr para golear, para doblegar a cualquier rival, un equipo que parece tener aprendido de memoria el manual futbolístico de Guardiola y que, con Luis Enrique, ha encontrado solidez, solvencia y muchas otras cosas que le hacen temible. Si, además, se encuentra con todo de cara, el resultado no puede ser otro que una nueva goleada.

    Enfrente tuvo el orgullo, la rabia, el empuje y la tenacidad de un Rayo que parece haber nacido para este tipo de 'guerras'. Ni con once, ni con diez, ni con nueve, este barrio nunca se rinde, y este equipo, su máximo exponente, recibe ese aliento de una descomunal grada para retroalimentarse y convertir Vallecas en un infierno, a pesar del resultado.

    Todo estaba escrito de antemano, o casi todo. El Barcelona tiene toda la dinamita ofensiva del mundo, el Rayo iba a ser valiente, el partido sería una lucha sin cuartel por la posesión del balón, los catalanes terminarían imponiendo su mayor potencial y los rayistas echando la casta que les sobra por los cuatro costados. Todo parecía escrito hasta que empezaron a suceder contratiempos, todos para el Rayo.

    Primero. Juan Carlos se convirtió en el primer protagonista negativo para los de Jémez. Un balón aparentemente sencillo se escurrió de sus guantes para que Rakitic, sorprendiendo a los que quedaban por sorprender tras el tremendo error del guardameta, allanara el camino de un Barça que lo que menos necesita son ayudas externas.

    Segundo. Neymar arrancando en posición más que discutible permitió que Leo Messi, ese jugador que trota por el campo para terminar siendo decisivo, anotara el segundo y dejara prácticamente sentenciada la contienda. Hasta entonces el Rayo había sido más que un digno rival para el líder, un equipo que sigue sin perder después de treinta y cinco partidos consecutivos.

    Tercero. Llorente, con una entrada con exceso de espectacularidad y con demasiado peligro a la altura de la rodilla de Rakitic, dejaba al Rayo con diez, dando paso a la épica, la gloria y el amor por un deporte que ojalá estuviera más cerca de lo vivido esta noche que del fútbol negocio que tanto defiende el amigo Tebas.

    Entre tanto, el Rayo había competido, había plantado cara, había inquietado en algún acercamiento con intención y ganas la meta de Claudio Bravo y había anticipado que, si bien no tiene el potencial, le sobra la calidad y la entrega como para seguir vivo ante el Barcelona de Luis Enrique, Messi, Neymar, Luis Suárez, Iniesta... casi nada.

    Lo vivido en la segunda mitad fue un auténtico homenaje al fútbol. El Rayo, con diez jugadores sobre el campo, adelantó aún más sus líneas, presionó la salida de balón del Barcelona, maniató a los centrocampistas y dio un golpe sobre la mesa para reivindicar su estilo y perseverancia. Una lástima que enfrente estuviera ese 'diablo con cara de niño que nunca rompió un plato' para acabar con el sueño de Vallecas, que esta noche volvió a lucir con luz propia. Messi anotaba el 0-3 y acababa con la poca emoción que restaba al partido, aunque no pudo hacerlo con el amor propio de un barrio que siguió empujando a los suyos y que terminó ayudando a Manucho a marcar ese gol que tanto deseaba su afición.

    Puestos a echar más leña al fuego de un choque en el que todo venía en contra, el colegiado Bikandi Garrido, que había pitado el partido sabiendo en todo momento dónde estaba el grande y donde el que no molesta, señaló un injusto penalti de Iturra sobre Busquets, que además supondría la expulsión del centrocampista del Rayo. Más motivos para la épica. El Rayo con nueve y Juan Carlos deteniendo el penalti de Suárez, serían un nuevo capítulo de una historia que todavía tendría más episodios por vivir.

    El Barcelona entendió perfectamente cómo se debía jugar el resto del partido contra un rival totalmente diezmado. La parsimonia de sus transiciones, buscando la presión alta de los jugadores del Rayo para aprovechar los espacios, permitiría a Messi y Arda Turan, que se incorporó en el segundo tiempo, redondear una goleada que, lejos de herir al rayismo, le permite gritar bien alto que este barrio nunca se rinde: Aunque le venga todo en contra.

     

    Escucha PxR Radio

    SÍGUENOS EN TWITTER