Opinión. En Vallecas no tenemos un portero mundialista, no, que va. El nuestro es de Guadalajara, de la cantera y emigrante, para ganarse un puesto lejos de Vallecas, en Alicante y Córdoba, y regresar a su casa a demostrar lo que vale. Tampoco tenemos laterales brasileños, no, tampoco. Los nuestros son de aquí, de los de andar por casa. Por no tener, el Rayo no tiene ni lateral izquierdo, uno por obligación y otro por "gusto" o disgusto de su entrenador. Nuestros centrales, los que nos quedan sanos, no lucen brazaletes de selecciones ex-campeonas del mundo, ni levantan trofeos, ni salen en las portadas de los periódicos con titulares llamativos que tanto alegran la vista a sus seguidores, ansiosos por volver a ser campeones.

En nuestro centro del campo no hay alemanes ni croatas, a lo sumo un gallego, que cuando muchos se preguntan si viene o si va, ya ha dado un paso al frente y se ha echado al equipo a la espalda para deleitar incluso a los que dudaban de su esfuerzo físico. Junto al gallego un sevillano con su tobillo maltrecho, porque por ahí pasó un chileno que, por cuestiones sin desvelar públicamente, perdió su silla en Granada. En Vallecas sustiuimos al de Gales por uno de Portugal que cuando coge la directa ya puede temblar incluso el lateral brasileño más pintado, y cambiamos un portugués 'mega-estrella' por un madrileño fruto del buen hacer de los ojeadores de cantera. El de Francia, en Vallecas se convierte en un 'guerrero' al que ni el Weligton más agresivo consiguió partirle la cara. En Vallecas no tenemos un entrenador francés, sino uno del sur, con su gracia y con su verbo fácil y directo, ni un presidente 'top' de los empresarios, sino uno que... en fin, en Vallecas no tenemos un estadio de 80.000 sino uno de 14.000 que nunca se llena, aunque lo tengamos todo vendido.

Y en Vallecas no tenemos una "Grada joven", ni la necesitamos. En Vallecas hay un corazón, un sentimiento, un orgullo, una pasión, una entrega, un amor y una obsesión por un equipo de fútbol. En Vallecas no tendremos lo que otros "despilfarran", pero tenemos lo que muchos ansían: unidad y orgullo, a raudales. No necesitamos brasileños, franceses, galeses o croatas, no necesitamos un entrenador de 'guante blanco', no necesitamos más que a un grupo de futbolistas que sean conscientes de lo que supone representar a un barrio como Vallecas, donde nunca se les pedirá otra cosa más que saber representar con dignidad el sentimiento de toda su gente. Y ahora, a jugar, a disfrutar y a hacernos soñar.