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RAYO 2 - REAL MADRID 3. Crónica

El Rayo se despierta de un sueño que duró ochenta minutos

El conjunto vallecano desbordó al Madrid en 30 minutos mágicos, pero pagó su esfuerzo físico al final

Escrito por Sábado, 23 Abril 2016

    El Rayo Vallecano cayó derrotado (2-3) ante el Real Madrid tras una primorosa media hora en la que ganaba 2-0. El partido se le hizo largo y el Madrid consiguió remontar en el minuto 81.


    Ficha técnica:

    Rayo Vallecano (2): Juan Carlos, Quini, Amaya (A), Crespo (A), Tito (Rat, minuto 78) (A), Jozabed (A) (Iturra, minuto 54) (A), Trashorras (A), Pablo Hernández (Javi Guerra, minuto 54), Bebé, Embarba y Miku.

    Real Madrid (3): Keylor Navas, Varane, Pepe, Kross, Benzema (Lucas Vázquez, minuto 42), Bale, Marcelo, Kovacic (A) (James Rodríguez, minuto 78), Jesé (Modric, minuto 63), Isco y Danilo.

    Arbitro: Hernández Hernández.

    Goles: 1-0. Minuto 6. Embarba; 2-0. Minuto 14. Miku; 2-1. Minuto 35. Bale; 2-2. Minuto 52. Lucas Vázquez; 2-3. Minuto 81. Bale.


    El Rayo estuvo cerca de dar la sorpresa ante el Real Madrid. Los vallecanos, que habían anticipado durante la semana que se sentían capacitados para poner en dificultades a uno de los tres grandes aspirantes a conseguir el título de liga, se plantaron ante los blancos con unos aires de superioridad futbolística que terminaron por desarbolar a los de Zidane en media hora primorosa por parte vallecana. El entrenador franjirrojo, que tenía ante sí la difícil papeleta de conformar un once de garantías por la infinidad de bajas que está sufriendo esta temporada, decidió dar paso a los 'jugones' Trashorras, Jozabed y Pablo Hernández, para desequilibrar el partido jugando al primer toque y con rapidez. El equipo entendió perfectamente las directrices marcadas y a los catorce minutos, para asombro y regocijo general en el Estadio de Vallecas, ya ganaba por 2-0 tras 'bailar' literalmente a un Real Madrid que no sabía qué hacer con el balón y que tampoco sabía cómo quitárselo a su oponente.

    En defensa, el conjunto vallecano echó mano de Amaya y Crespo en el centro para superar las adversas condiciones con la que se llegaba al encuentro, tras la baja de Zé Castro y la ausencia de Llorente por exigencias del 'contrato del miedo'. A ambos lados volvieron a aparecer Tito, siempre cumplidor, y Quini, que fue uno de los destacados en el buen hacer del equipo durante los noventa minutos. El Rayo arrancó enrabietado el partido y pasó por encima del Madrid de Zidane, que no sabía cómo superar la presión y la mejor disposición táctica de los locales. La defensa adelantada ayudaba a la presión de los once franjirrojos, que rápidamente recuperaban balones y se lanzaban a la ofensiva como si les persiguiera el mismísimo diablo. Eso es lo que debió pensar Keylor Navas, que llegaba el diablo vestido con la camiseta del Rayo, porque a los seis minutos Embarba y a los catorce Miku redondeaban un arranque de partido tremendamente espectacular para un equipo que parecía aspirar a ganar un título, mientras el otro miraba 'asustado' lo que se le venía encima. 

    Bebé estuvo muy activo intentando superar constantemente a su par y cuando lo consiguió creó el peligro necesario para seguir modelando una victoria que hasta el tramo final de la primera mitad fue una realidad y de un merecimiento absoluto. Trashorras mandaba junto a Jozabed en el centro del campo, donde los madridistas se perdían continuamente, y la presión obligaba a los desplazamientos largos de los blancos en busca de Bale por un lado y de Benzemá en punta de ataque. Juan Carlos apenas sufría. La movilidad de Pablo entre líneas preocupaba a los centrales y hacía que los medios estuvieran pendientes también de lo que tenían a su espalda. Así funcionaba el Rayo, perfecto.

    A falta de diez minutos para el descanso, el Real Madrid pareció entender que el partido se les estaba yendo de las manos por su falta de control y cuando el Rayo se atemorizó un poco y se cargó de responsabilidad por el soberbio resultado que reflejaba el marcador, dio dos pasos al frente y tomó las riendas de la situación. Los madridistas ya no perdían tanto el sitio en el centro del campo y sus llegadas empezaron a tener más mordiente. El primer gol de los de la Castellana llegaría tras un buen remate de cabeza de Gareth Bale ante el que nada pudo hacer Juan Carlos. El Madrid en diez minutos de mejora ya recortaba la distancia acumulada tras treinta minutos de espectáculo vallecano.

    La segunda mitad potenció aún más la recuperación del equipo grande y reflejó algunas de las diferencias entre ambos conjuntos. El Rayo intentó aguantar mientras el físico estuvo presente, pero poco a poco se fue consumiendo. El empate de Lucas Vázquez, que había entrado por Benzemá en los últimos minutos del primer período por problemas físicos del francés, revitalizó el poderoso ataque de los de Zidane, que vieron abierta la puerta de la remontada jugando a otra cosa distinta. Además, con las limitaciones físicas de algunos de los jugadores del Rayo, Jémez se veía forzado a cambiar las piezas de más toque en la medular, sacando a Jozabed y Pablo Hernández, para dar entrada a más músculo pero menos calidad, con la incorporación de Iturra y Javi Guerra.

    Con el partido nivelado y con el equipo blanco dominando más el ritmo del mismo, Jesé tuvo un mano a mano con Juan Carlos que el meta supo tapar para evitar el tercero. El Rayo ya no llegaba tan alegremente a campo contrario y sus acercamientos a la portería de Keylor Navas terminaban con tímidos remates que no suponían graves complicaciones para el cancerbero costarricense. Trashorras y Embarba lo intentaron sin fortuna y el Madrid, que llegó con mucho mejor fondo físico a los instantes finales, logró el 2-3 tras un error en el pase de Embarba bien aprovechado por Bale a falta de diez minutos para el final.

    Este gol únicamente sería contestado por un desfondado Rayo en los minutos finales, cuando en el arreón desesperado del minuto noventa Crespo remató de cabeza, apenas sin fuerza, a las manos de Navas. Así se esfumó un partido y tres puntos que el Rayo trabajó, peleó y mereció, mientras aguantaron las fuerzas. Ya toca pensar en el Calderón.

     

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