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REAL SOCIEDAD 2 - RAYO VALLECANO 1. Crónica

A las puertas del infierno desde el paraíso de Anoeta

Mal partido de los de Jémez que se quedan a las puertas del descenso a falta de una jornada

Escrito por Sábado, 07 Mayo 2016

    El Rayo Vallecano perdió 2-1 contra la Real Sociedad y se queda a las puertas del descenso a falta de una jornada tras el resto de resultados.


    Ficha ténica:

    Real Sociedad (2): Rulli, Mikel Gonzélez, Illarramendi, Granero (R), Xabi Prieto (A), Carlos Vela (Bautista, minuto 45) (A), Zurutuza (Rubén Pardo, minuto 67), Reyes, De la Bella, Oyarzábal (Bruma, minuto 76) y Elustondo.

    Rayo Vallecano (1): Juan Carlos, Quini, Crespo (A) (Joni Montiel, minuto 76), Llorente, Tito, Jozabed (Javi Guerra, minuto 45), Trashorras, Pablo Hernández, Bebé (Manucho, minuto 63), Embarba y Miku.

    Arbitro: Jaime Latre (Colegio Aragonés)

    Goles: 1-0. Minuto 12. Oyarzábal; 2-0. Minuto 50. Bautista; 2-1. Minuto 69. Javi Guerra.


    El Rayo desaparece del mapa en el peor momento para hacerlo, en ese en el que los equipos tiran de casta, de valentía, de cualquier cosa para sacar la cabeza y reivindicarse. El de hoy no era un partido para hablar de posesiones, de control del juego, de ocasiones, ni por supuesto, de estilos de juego. El de hoy era un partido para ganar y para hacerlo de la manera que fuera posible, sin mirar atrás, sin dudar, sin contemplaciones. El Rayo no estuvo en el momento decisivo de la temporada y, tras maravillar al universo del fútbol con su atrevimiento ante el Real Madrid o el Atlético de Madrid, hoy tiene pie y medio en Segunda División. Así de cruel, así de real.

    Los de Jémez arrancaban la penúltima jornada de liga dependiendo de sí mismos y la finalizan dependiendo de los dos rivales, Getafe y Sporting, a los que tiene ganado el 'golaverage' particular y que, para colmo de males, se enfrentaron y firmaron un empate que deja al Rayo como penúltimo clasificado y haciendo las maletas para bajar a la categoría de plata. 

    El partido de Anoeta era muy especial por muchas razones. Los mil quinientos aficionados franjirrojos desplazados a la capital donostiarra pusieron color y calor a una tarde diseñada para el disfrute, pero que finalizó en tragedia vallecana. Además, los anfitriones también mostraron su cariño por un equipo y una afición que siempre les trató de maravilla en cada cruce de caminos. Todo parecía estar de cara para que el conjunto franjirrojo se acercase de manera casi definitiva a la salvación, pero faltó lo más importante, que los futbolistas se lo creyeran e hicieran su parte.

    El encuentro arrancó con un Rayo que quería balón, pero que rápidamente dejaría entrever que algo no estaba funcionando como debía. Los pases no eran precisos, las acciones no eran claras y los ataques carecían de la mordiente que se supone a un equipo que se estaba jugando la vida. Si a todo esto, tras varios intentos infructuosos de Miku y Embarba, le sumamos que la Real Sociedad se adelantó en el minuto 12 casi sin querer, el desastre se veía venir. Oyarzabal empezó a cabar la fosa que terminaría por completar el propio cuadro vallecano. Pablo casi logró el empate con un remate que pasó junto al palo. Poco a poco la tensión iría atenazando a unos jugadores que carecían de la clarividencia necesaria para templar su fútbol y armarse en torno a Trashorras y Jozabed, que sería sustituido en el descanso.

    Con un buen remate de Embarba salvado por Rulli, el Rayo decía adiós a sus escasas opciones de decir algo importante en la primera mitad, aunque una acción en la que Carlos Vela se entretuvo tras driblar a Juan Carlos, desaprovechando inexplicablemente el 2-0, hizo pensar que todavía quedaban muchas cosas por vivir.

    En la segunda mitad el Rayo fue un espejismo del equipo que hemos disfrutado durante muchas fases de la competición (a pesar de los resultados). Su dominio apenas inquietó a una Real que pareció no tener mucho más que decir en el partido, más que esperar una contra para finiquitar el duelo. Con el 2-0 anotado por Bautista en el minuto 50, el conjunto vallecano se lanzó a la desesperada en busca de un milagro que Javi Guerra dejaría algo más cerca con un buen remate al que no alcanzó a llegar Rulli. Quedaban veinte minutos por delante, los mismos veinte minutos que el Rayo terminó tirando a la basura con pases mal ejecutados, con remates poco peligrosos y con una sensación de impotencia que deja al equipo pendiente de un milagro en el que muy pocos confían. Ni la expulsión por roja directa de Granero a falta de un cuarto de hora daría las alas necesarias a un equipo que se vio superado por las circunstancias. Feo final para una temporada plagada de errores y adversidades.

     

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