Buscábamos impulso para un partido histórico y nos dimos un tropezón de época. El Rayo Vallecano perdió su condición de invicto como local frente a un Athletic club de Bilbao muy ordenado y que aprovechó las pocas oportunidades de las que dispuso. Los franjirrojos se toparon contra un auténtico muro que apenas le concedió posibilidad de mostrar su fútbol ofensivo. Sabíamos que no íbamos a estar invictos en casa toda la temporada pero aún así duele.

La puesta en escena en los primeros minutos de partido fue para frotarse las manos. A los 7 segundos Radamel Falcao ya había inventado un control y vaselina que estuvo a punto de sorprender a Unai Simón. Antes del cuarto de hora el Athletic ya había ejecutado 3 córners poniendo a la afición rayista en tensión ante su gigantesco potencial aéreo. Pero la primera clara iba a llegar con un lanzamiento cruzado de Berenguer que lamía el palo derecho de Luca Zidane.

Con el paso de los minutos la función perdió fuelle. No por intensidad. De eso iban sobrados los dos equipos. Faltó el fútbol y las ocasiones y sobraron las imprecisiones de uno y otro lado. Para jugar perfectos ya están otros. O eso se creen. A las dos aficiones les importó poco. Seguían animando, dejándose la garganta como harán dentro de 10 días para meterse en unas históricas semifinales.

Costó volver a encontrar el camino a portería. El primero en intentarlo fue el Rayo. El barullo en el área tras varios centros de Trejo dejó a Vallecas con las manos en la cabeza. Imposible la carambóla que evitó el gol. No iba a tener la misma suerte en contra. Primer disparo entre palos del Athletic y 0-1 obra de Nico Serrano en una volea académica.

Iraola torcía el morro en el banquillo porque sus jugadores habían permitido una transición como esa. La tibieza de Santi Comesaña puso al equipo por detrás en el marcador y a los 'leones' en la buena pista. Iñaki Williams estuvo a punto de obrar el 0-2 en otra contra que el portero franjirrojo sacó abajo con la manopla izquierda.

De los vestuarios regresó el Athletic enchufadísimo para intentar poner la sentencia a los vallecanos. Hasta 2 oportunidades de abrir brecha desaprovecharon Zarraga y Williams. Parecía cuestión de tiempo. El Rayo vivía obsesionado por entrar por el perfil izquierdo pero los centros laterales de los García hoy no mordían.

Los de Marcelino se movían como pez en el agua en los balones colgados. Con los 60 minutos luciendo en el marcador era imprescindible buscar un plan b. Entraron Sergi Guardiola, Nteka y Unai López. Pero el cambio no surtió efecto de inmediato. El Rayo parecía que vivía en el descuento cada jugada y aún faltaba más de un cuarto de hora. Se sucedieron los corners, los centros, los disparos... Todos con un exceso de precipitación y una invitación a los de Bilbao a sentenciar a la contra.

Por si la locura sobre el césped no fuera suficiente, Iraola puso en escena a Bebé. El portugués apenas la tocó. Fue el claro ejemplo de que por primera vez en Vallecas al Rayo no le salió absolutamente nada. Ni de cerca, ni de lejos, ni por una banda, ni por la otra, ni de córner, ni de balón colgado, ni en los 90 reglamentarios ni en los 6 de descuento. El Athletic fue un muro insalvable para los franjirrojos. Caímos en Vallecas. Iba a pasar más tarde o temprano. Pero aún así duele.