Nuevo viaje por la historia del Rayo Vallecano en nuestro tercer repaso a los ascensos del club franjirrojo. Hoy toca vivir el de la temporada 91/92 (después de disfrutar los de la 77/78 con Anero y Francisco y el de la 88/89 con Botella).
En la temporada anterior el Rayo había terminado la temporada en mitad de tabla tras una trayectoria irregular. Ese año los Ruiz Mateos iban a comenzar a ser protagonistas en Vallecas llevando al club a convertirse en sociedad anónima deportiva como todos los clubes profesionales de nuestro fútbol, tanto de primera como de segunda división.
Al final de la temporada, el 30 de julio de 1992, Ruiz Mateos se presentaba en la sede del Consejo Superior de Deporte en bata, 5 minutos antes del cierre del plazo límite, ese que el Murcia no consiguió cumplir, aportando 665 millones de las antiguas pesetas (unos 4 millones de euros actuales).
Ese año el Rayo se las tuvo que ver con el Celta, Figueras, Betis, Lleida, Mérida, Compostela, Racing de Santander, Sabadell, Murcia, Eibar, Castellón o Sestao, entre otros. En aquel Rayo Vallecano jugaban Wilfred, Cota, Josete, García Cortes, Lema, Calderón, Rodri, Miguel, Argenta, Sánchez Candil... entre muchos otros pero con quien compartimos el viaje es con Pedro Riesco, un madrileño que poco después formaría parte del Súper-Depor.
PXR: Llegaste con 21 años desde el Getafe y empezasteis la temporada como un tiro con 5 victorias en 5 partidos (Las Palmas, Palamós, Barcelona B, Bilbao Athletic y Sabadell), 13 goles a favor y solo 1 en contra
Pedro Riesco: "El arranque de esa temporada fue espectacular. Nos estrenamos en lo alto de la tabla pero luego no mostramos esa regularidad que tampoco era lo normal. Las rachas positivas siempre se acaban y éramos conscientes de que se podía acabar y llegar los malos resultados. Había gente muy veterana en la plantilla con recorrido y experiencia que sabían que no era cómo empezaba sino cómo terminaba. Al final hubo una época en la que los resultados eran a la inversa. El comienzo fue muy bueno pero también nos hizo dudar cuando vinieron mal dadas.
Y a todo esto Ruiz Mateos decía que se marchaba, los jugadores os encerrasteis en el estadio para que cambiara de opinión, dijo que se marchaba y al final acabó quedándose. Y vosotros líderes...
Había mucha incertidumbre con la entidad. Los que llevábamos un tiempo sabíamos que las dificultades para cobrar eran tremendas. Yo siendo rayista y socio desde los 7 años había vivido momentos gloriosos del Rayo y luego otros menos gloriosos pensabas que no se nos podía ir de las manos. En el último día y en el último momento se mantuvo el club y se consiguió el ascenso que era la condición principal para que siguiera.
Fue una temporada de sobresaltos. En el partido ante el Madrid B a Eusebio Ríos le dio un amago de infarto antes del descanso. Ese partido se perdió porque estabais más pendientes de lo que pasaba fuera que del césped.
Imagínate la situación cuando sabíamos que había sufrido ese amago de infarto. Es casi imposible centrarte en lo que estabas haciendo. Fue un punto de inflexión con respecto al entrenador. Estábamos en el campo pero ya no remontabas mentalmente. Afortunadamente pudo recuperarse pero es de esos hechos insólitos que te pasan en tu carrera y fue un momento complicado.
Desde entonces empezaron a torcerse las cosas y tras perder 1-4 contra el Barcelona B la cuerda se rompió siempre por el mismo sitio. Eusebio fue destituido y llegó Camacho.
Encadenamos una serie de resultados negativos. Veníamos de perder en Las Palmas 3-0 de forma bastante estrepitosa también. Encadenamos varios resultados negativos que nos descolgaron de los puestos de arriba y el club tomó la decisión de destituir a Eusebio, que en paz descanse, y llegó un jovencísimo José Antonio Camacho.
¿Dudaba el vestuario de sus posibilidades de ascenso?
Una temporada es tan larga que entran las dudas. Nosotros teníamos un objetivo claro y recuerdo las charlas del vestuario con García Cortés, Ricardo Gallego o el propio Camacho decían que esto era muy largo... La irregularidad nos hizo dudar pero las distancias eran salvables y las matemáticas salían. No perdimos la fe pero anímicamente nos vino bien el cambio de entrenador con la llegada de Camacho.
El estreno de Camacho fue en Palamós, no sé si recuerdas que fuera un campo muy hostil. Porque al árbitro le dieron con una moneda y fue el cuarto incidente de la temporada.
Recuerdo que el viaje fue tortuoso... Tardamos 12 horas en autobús. Ahora esto sería impensable. El estadio sí que fue hostil con nosotros. No recordaba el dato de que había otros incidentes pero el estreno tuvimos que dar las gracias de llevarnos un empate a 0. El partido fue malo de solemnidad. Yo me acuerdo de eso: del viaje larguísimo y del estadio en malas condiciones.
El equipo empezó a carburar con muy pocos goles en contra (7 partidos seguidos sin encajar un gol)...
Camacho hizo mucha incidencia en la importancia de no encajar. Antes de su llegada nos habían caído 4 contra el Barcelona B y 3 en Las Palmas. Encajábamos con mucha facilidad y puso mucho énfasis en ello, en fortalecer al equipo desde atrás. Era sentido común no solo de Camacho sino de muchos entrenadores y del fútbol. Cuesta mucho hacer goles pero si encajas acabas perdiendo. Encajar 5 goles en 17 partidos es muy complicado de repetir.
Y era un entrenador de carácter
Era un entrenador de carácter dosificado. Sus broncas siempre tenían un motivo. Siempre tenía una lección. Yo siempre le recuerdo como el mejor entrenador que he tenido porque psicológicamente era el que más me aportó. No te vendía la moto. Siempre te daba una explicación y veías que el resultado era el que te había dicho. Llegó en un momento difícil pero supo transmitir lo que quería con frescura pero también con humor. Te daba palo y zanahoria. Sabía cómo hacerlo.
Y eso que había muchos jugadores con mando en el vestuario...
Rafael García Cortés siempre tenía grandes consejos. Sánchez Candil y Gallego llevaban mucho recorrido también. Cota no era un veterano pero llevaba muchos años en el club y era un tío que te aportaba lo suyo.
Llegando ya al tramo final de la temporada quedaban 7 partidos y jugabais contra el Figueres que estaba peleando por el ascenso y muchos tuvisteis que llegar en Metro porque había una manifestación y tuvisteis problemas para acceder al estadio.
Lema, Comas y Gallego vivían en Las Rozas y tuvieron problemas para llegar al estadio. Llegaron justitos. En el vestuario estábamos con esa incertidumbre de si iban a llegar o no. Era un partido muy importante no por el resultado sino también por el goal average. Allí habíamos ganado 1-2 en un partido en el que nos rompieron las lunas del autobús y tuvimos que volver de Figueras a Madrid con la luna trasera del autobús rota y con un frío del carajo. Ganamos con un gol en el descuento y nos destrozaron el autobús.
Y llegando al final de la temporada empezaron las acusaciones de los maletines. El Rayo seguía a los suyo ganando al Mérida, empatando contra el málaga y llegó la concentración en Guadalajara contra el Lleida. Fue un partido tenso
Me anularon un gol por fuera de juego que luego se vio en la televisión que estaba mal anulado. Perdimos 1-0 con gol de Pablo que luego estuvo en el Rayo.
Y Ruiz Mateos montó en cólera en rueda de prensa por las tarjetas y por el fuera de juego...
No podían jugar contra el Castellón en la última jornada por culpa de esas tarjetas Cota, Gallego, García Cortés y Argenta y fue un partido muy complicado porque de haber ganado hubiéramos ascendido en Lleida. Fue un arbitraje muy casero y nos pasó factura la tensión que nos perjudicó bastante.
Y llegó el partido del Castellón, marcaste y el ascenso
Era un partido de los que te gusta jugar. Un partido de esos de los que una mala combinación te deja fuera. Una final. A la media hora de partido Wilfred se sintió indispuesto y pidió el cambio en el descanso y salió Férez. Estuvimos 1-1 empatados durante mucho tiempo y con un cambio ya hecho y era un partido que jugabas más con el corazón que con la cabeza. Fue un partido que siempre recuerdo porque marqué y logramos el ascenso con el equipo de mi vida. Pero fue un partido que pese a que terminó 4-1 fue un resultado engañoso. Nos costó muchísimo meternos en el partido, había mucha tensión. Pero salió bien y lo que de verdad recuerdo es cómo estaba el estadio. La afición ese día nos llevó en volandas. Era una fiesta hasta lograr el resultado. Yo lo he vivido como aficionado, luego como jugador y ahora otra vez como aficionado y lo cierto es que Vallecas cuando se pone es espectacular. La gente que no haya vivido un partido en Vallecas con un ambiente así no sabe lo que se pierde.
Y como fue la fiesta después de una temporada tan complicada
Recuerdo primero la invasión del césped, luego ya en el vestuario cantando continuamente y con las calles a reventar de gente. Lo recuerdo porque yo lo había vivido otros años desde la calle. Luego el club organizó la fiesta en los sitios de moda de Madrid en la cena y en la discoteca y allí se presentaron Martes y 13 en una noche de esas que nunca se olvidan.
¿Vivirlo desde dentro es diferente a hacerlo desde fuera?
Es un sueño cumplido. Lo recuerdas con más cariño cuando ya ha pasado. El fútbol pasa tan deprisa que vivirlo desde dentro ha sido mi mejor experiencia como futbolista. Ascender con el Rayo es el recuerdo más bonito e importante de mi carrera aunque luego en el Depor casi ganamos la liga, ganamos una Copa y una Supercopa. Cada vez que piso el estadio de Vallecas me vienen los momentos o los recuerdos y cuando ha habido otros ascensos me viene el recuerdo desde el minuto 1. Son sensaciones que no se borran.