El Rayo juega dónde, cuándo y cómo quiere con el Levante

El Rayo juega dónde, cuándo y cómo quiere con el Levante

El Rayo Vallecano derrotó al Levante U.D. en el Ciutat de Valencia. Los de Jémez fueron tan superiores que estuvieron a punto de convertir su confianza en un colosal disgusto.

J36 Levante Rayo

 

 

 


Ficha técnica:

Levante (2): Navas, David Navarro, Elzhar (Rubén minuto 45), Loukas, Aquafresca, Iborra, Nikos, Pedro Ríos, Míchel (Valdo, minuto 61), Lell (A)(Rodas, minuto 74) y Simao.

Rayo Vallecano (3): Rubén (A), Arbilla, J. Figueras, Gálvez (A), Nacho, Adrián (A) (Trashorras, minuto 67), Javi Fuego (A) (Amat, minuto 83), Piti, Franco Vázquez, ‘Chori’ Domínguez (A) y Perea (Jose Carlos, minuto 56).

Arbitro: Undiano Mallenco.

Goles: 0-1. Minuto 21. Piti; 1-1. Minuto 52. Aquafresca; 1-2. Minuto 56. Vazquez; 1-3. Minuto 72. Piti, de penalti; 2-3. Minuto 86. Iborra.


Suficiencia, superioridad y sufrimiento. El Rayo Vallecano atravesó estos momentos para derrotar a un Levante que no es ni la sombra del equipo que ha llegado lejos, muy lejos, en la Europa League y que en la liga española ha sabido resistirse a la lógica, a base de un fútbol tan rácano como efectivo. El equipo de JIM fue una presa fácil para el fútbol de mayor calidad de los vallecanos, que jugaron dónde, cuándo y cómo quisieron con un rival al que dejaron renacer en el tramo final y con el que terminaron sufriendo para mantener una ventaja tan justa como exigua.

Jémez fue fiel a la idea plasmada a la conclusión del encuentro ante el Valencia y, de inicio, sentó en el banquillo a Amat, Trashorras y José Carlos, dando la alternativa a Gálvez, junto a Figueras, en el centro de la defensa, a Adrián en el centro del campo como jefe de las operaciones, y al ‘Mudo’ Vázquez y Perea moviéndose en terrenos de ataque para acompañar al ‘Chori’ y a Piti.

El partido apenas tuvo historia desde el principio y no la tuvo porque sobre el terreno de juego se enfrentaban dos equipos que jugaban a cosas diferentes. El Levante tenía como objetivo recuperar la confianza de su afición y demostrar que todo lo que está viviendo, a nivel institucional y extradeportivo, no es más que una pesadilla pasajera. Se quedó en el intento. El Rayo, en cambio, quería apurar la enésima oportunidad de aprovechar los ‘regalos’ de Getafe y Sevilla, que una vez más se aliaban con los vallecanos y les permitían optar al deseado octavo lugar que podría dar plaza europea si el Málaga cumple castigo.

Así las cosas, con unos jugando al fútbol y con otros jugando a lo que podían, el resultado no podía estar muy alejado de lo que se vio sobre el césped del Ciutat de Valencia. El Levante, que jugaba con la defensa adelantada buscando asfixiar la salida del balón rival quedó en evidencia cuando, una vez superada la primera línea, Piti recibía una y otra vez con la claridad suficiente para jugar de espaldas, girarse y buscar la mejor opción Una y otra vez, los envíos al centro eran ventaja para un equipo que veía el partido sorprendentemente sencillo.

El reflejo de la superioridad vallecana volvió a verse en la jugada del 0-1. Hasta tres intentos de remate tuvieron los jugadores franjirrojos, con Piti acertando en el último lanzamiento para superar a Keylor Navas, haciendo explotar el córner en el que se concentraba la animosa afición de un Rayo que, con su superioridad, tanto futbolística como goleadora, creyó que el partido iba a ser un ‘coser y cantar’. No estuvo lejos de serlo, aunque tampoco de haberse convertido en un ‘fiasco’ por su exceso de confianza a lo largo del choque.

 El cuadro vallecano no fue capaz de redondear la faena y permitió seguir con vida a un Levante al que hace tiempo que su supervivencia era cuestión de renovarse o morir, algo que tendrá que afrontar a corto plazo visto lo visto. La vuelta de vestuarios tras el descanso pareció ‘vitaminar’ a los de JIM, que se echaron más arriba, apretaron al Rayo donde deberían haberlo hecho desde el inicio y generaron todo el peligro, en apenas un cuarto de hora, que no habían hecho durante toda la primera mitad.

El gol del empate espoleó a los levantinistas que, con el apoyo con reservas de una grada muy exigente, quiso dar la vuelta a un partido que no supo cómo afrontar. Con las líneas más adelantadas, los granotas permitieron mayores alegrías ofensivas a los de Jémez. El técnico franjirrojo lo vio claro y decidió que era el momento de volver a confiar en la claridad de ideas de Trashorras y el desparpajo en banda de José Carlos. Lo primero surtió efecto, lo segundo se quedó en desesperantes cara a cara mal culminados por un jugador que no explotaba una calidad por todos conocida. José Carlos no tiene confianza y el Rayo y sus compañeros lo terminan pagando. El ‘Chori’ le recriminó un pase en una acción que requería regate y remate, porque la falta de egoísmo del sevillano no era más que una muestra de su inseguridad y el argentino no supo interpretar su decisión.

Sería el ‘Mudo’ Vázquez el que lograse el 1-2 en lo que volvía a parecer el resultado definitivo de un partido que todavía se alejaría más de los intereses locales cuando Piti acertó en el lanzamiento de una pena máxima señalada a favor de los madrileños. El Rayo veía que con el 1-3 a favor, con el Levante desquiciado, con parte de la afición valenciana abandonando las gradas del Ciutat de Valencia y con su mayor calidad, el partido estaba acabado. De nuevo volvió a equivocarse.

El Levante no se rindió, acortó diferencias y metió el miedo en el cuerpo a los vallecanos. Vázquez recibía un fuerte golpe en la cabeza y terminó el partido con la camiseta del juvenil Isi -al mancharse de sangre la suya y no tener repuesto- y el Rayo apretó los dientes, se afanó en defender los postreros intentos de su rival y terminó el partido sufriendo pero contento, pese a la cara de alguna de las piezas claves del equipo, seguramente molestos por la falta de tacto de un club que todavía no se ha dignado en dirigirse a aquellos jugadores que, sea quien sea el entrenador que ocupe el banquillo la próxima temporada, merecen un respeto y una evidente declaración de intenciones en torno a su continuidad en la entidad. Todo lo que se salga de esa línea será un terrible error que el Rayo pagará con creces los próximos años.