El Rayo Vallecano recobró el pulso de su corazón con la llegada del Cádiz. Más allá del tema futbolístico y del resultado final del partido, más allá de la presencia de Falcao en el once inicial. El Rayo recobró el pulso de la calle. El barrio de Vallecas representado por los hinchas del Rayo volvió a ser ese barrio combativo y reivindicativo que siempre ha sido y salió a la calle en la previa del partido ante los gaditanos para mostrar una vez más su sentimiento de pertenencia con un escudo, con una franja y con algo que significa mucho más que un simple equipo de fútbol: el Rayo es de su gente.

El ambiente en el Estadio de Vallecas fue la prolongación de lo vivido en las calles. "Presa, vete ya", "No queremos ver cómo hundes al Rayo" o "¿Dónde están los abonos?", fueron varios de los cánticos que pudieron escucharse a lo largo de un partido que fue intenso e interesante, pero que tuvo tanta miga fuera como dentro.

La primera parte volvió a dejar muy buenas sensaciones por parte del Rayo. El equipo de Iraola marcó el ritmo, buscó portería contraria, llegó por bandas, tuvo a Trejo al mando y se mantuvo en pie defensivamente reteniendo a un Cádiz que apenas inquietaba en zona de ataque.

Fruto del mejor arranque de partido por parte local llegaría el 1-0, obra de Alvaro García. El extremo marcaba y no celebraba el gol, pero la grada lo hacía por él. El Rayo seguía haciendo soñar a los suyos y lo hacía con Falcao en el once inicial para regocijo de los suyos.

Con el partido en el punto en el que quería Iraola, que había pedido empezar ganando, el Rayo siguió controlando el ritmo de juego, maniatando a un Cádiz que, prácticamente en la única llegada con peligro de la primera mitad lograba el empate. Lo hizo con suspense porque el remate de Haroyan iba a ser invalidado por un supuesto fuera de juego que el VAR terminó corrigiendo. El Cádiz, con poco, lograba el empate y obligaba al Rayo a seguir apretando arriba para volver a dejar las cosas en su sitio.

Hubo que esperar hasta los instantes finales del primer período para volver a disfrutar de los zarpazos del Tigre. Falcao, en un estado de gracia impresionante hacía el segundo para el Rayo y ponía 'patas arriba' un Estadio de Vallecas que seguía cantando contra su presidente.

El sueño continuó en la segunda mitad

La segunda mitad arrancó con mucho contratiempo en forma de choques, lesiones y algún que otro 'placaje' de los jugadores del Cádiz, que no se andaban con chiquitas a la hora de defender a Isi, Falcao y compañía. El primero en recibir la asistencia médica sería Oscar Valentín, tras un encontronazo en el que se golpeó la cabeza. 

Superada la hora de partido, Iraola daba descanso a Falcao y Unai, incorporando al partido a Nteka y Comesaña, viendo que el Cádiz había dando un paso al frente y el partido estaba volcado hacia el área de Dimitrievski. Había que refrescar piernas e ideas para la recta final de un partido que se había vuelto bastante más bronco y embarullado.

Ahí volvió a aparecer por momentos la estrella de Trejo para tratar el balón con mimo y el brío y la intención de un Rayo que no quería sufrir más de la cuenta ante un Cádiz que pudo haber empatado por mediación de Espino y que siguió buscando, con más corazón que cabeza, rescatar un punto de Vallecas.

El Cádiz, en los minutos finales, y con todo su arsenal sobre el terreno de juego (Lozano, Perea, Negredo...) intentó a la desesperada, poniendo centros al área, inquietar a un Dimitrievski que estuvo seguro. Iraola respondió con la entrada de Guardiola por Trejo.

Al partido sólo le faltaba que Isi sacara de su chistera uno de esos goles de escándalo que revientan un partido. Dicho y hecho. Eslálon, recorte, y remate imparable. Golazo para que el Rayo siga soñando y... que nadie nos despierte de este sueño.