Plantear al inicio de temporada un Rayo - Sevilla, sea a la altura de temporada que sea es hacerlo en clave de descenso y Europa. Esta temporada no es diferente aunque, si alguien hubiera dicho que en la jornada 22 los papeles entre vallecanos y sevillanos iban a estar cambiados seguramente nadie o muy pocos le hubieran creído. Pero sí, esta es la realidad de esta temporada. El Sevilla llegó a Vallecas en clara ascensión, pero con la 'quemazón' de demasiadas jornadas con el 'tufillo' del infierno pegado a sus canillas y aquí le esperaba un equipo que, de no haberlo estropeado en Getafe, hoy estaría mucho más cerca del cielo incluso de la Champions. Sea como fuera, el Sevilla - Rayo Vallecano era, sobre el papel, un duelo apasionante que había que vivir.

Iraola echó mano del manual de su once ideal para componer un equipo de garantías que sostuviera el potencial del Sevilla de Sampaoli que, causalidades del fútbol y a modo de anécdota, vivió el partido en la cabina contigua a la de Pasión por el Rayo en el Estadio de Vallecas. La sanción del técnico sevilllista le obligaba a vivir el partido con la misma perspectiva que nosotros, aunque seguramente con mucha más intensidad y nervios que la que se acumula en cada crónica de PxR.

Entre unas cosas y otras el partido consumió sus primeros minutos con dos equipos respetuosos con el rival, conscientes del nivel del contrario, pero con intención de hacer daño en sus llegadas a área contraria. Lo intentaron los vallecanos en un par de ocasiones y el Sevilla replicó con acercamientos de los de "faltó el último pase para finalizar".

La presión alta e intimidatoria del Rayo limitaba la salida con garantías del conjunto hispalense que, cuando conseguía superar la primera línea, encontraba espacios y huecos suficientes para intentar generar. Por suerte para los intereses de los de Iraola esta circunstancia no fue tónica habitual evitando que los visitantes inquietaran a Dimitrievski. Aun así, los 'uno contra uno' de jugadores de calidad como Oliver Torres, Ocampos o Suso eran sinónimo de anticipo de peligro. Bien Catena en la anticipación, bien Fran García tapando agujeros... el Rayo se defendía con orden.

Todo parecía casi-controlado hasta que el destino quiso que se cumpliera lo que veníamos 'barruntando'. En una de las jugadas en las que el Sevilla pisó área, un remate de Suso iba a colarse en la portería del Rayo tras tocar en Oscar Valentín. Era el minuto 28 y lo que no le gusta nada al Rayo, arrancar perdiendo, otra vez tocaba vivir. La mala suerte vino a aguar el buen trabajo en bloque de los vallecanos. 

El gol le sentó tan bien al Sevilla como mal al Rayo. Los vallecanos sufrieron con balones a la espalda de la defensa y también en algún que otro envío a balón parado, pero también lo hicieron en algo que hasta el momento había funcionado bien: la presión y la organización ofensiva. Fran García lo intentó con un disparo lejano que se marchó por encima del larguero de Bono, que ralentizaba cada saque de portería hasta el límite.

El Sevilla tenía claro cómo debía jugarse el resto del partido. Acentuó su bloque defensivo y confió mucho más en un robo que definiera el duelo. La contra definitiva no llegó antes del descanso, por lo que hubo que esperar a que la segunda parte dictara sentencia.

La segunda mitad arrancó con el único cambio sobre el césped de Navas sustituyendo a Rafa Mir y con el Rayo intentando dar un paso al frente en su busca del empate. Un saque de esquina lanzado por Isi y prolongado por Trejo pudo haber supuesto el ansiado gol vallecano, pero el balón se paseó por delante de todos y enviado de nuevo a córner por la zaga visitante. Lejeune quiso marcar territorio con una entrada saldada con amarilla en la divisoria y cerca de los banquillos. Oliver Torres se levantó tras ser atendido y todo volvía a moverse mientras la ilusión se acentuaba en la banda, con Falcao y RDT saltando a calentar al unísono.

El Rayo había empezado mejor y Camello, con un remate que se fue incomprensiblemente alto, pudo haber marcado a puerta vacía. El delantero desaprovechó la mejor de los locales en un prometedor arranque de segunda mitad. La banda izquierda del Rayo no había sido tan determinante como acostumbra en Vallecas y era Isi de nuevo el que tenía que echarse buena parte del trabajo ofensivo del equipo a sus espaldas. Trejo no era tampoco el hombre lúcido y resolutivo que conocemos, pero el Rayo seguía en el partido a la espera de esa chispa que prendiera fuego al 'secarral' en el que el Sevilla había transformado el partido.

Y la chispa llegó y lo hizo con un excepcional remate de cabeza de Lejeune a la salida de un córner para empatar el partido y poner 'bocabajo' el Estadio de Vallecas. Además se marchaba Trejo para dar entrada a RDT, más leña al fuego. Camello pasaba a hacer de Trejo y RDT de Camello en busca del gol definitivo que confirmara las opciones europeas del Rayo y prolongara la agonía sevillista.

De Tomás caía dentro del área con todo el Rayo y la grada pidiendo penalti por empujón de Bryan por la espalda al delantero franjirrojo. El partido pendía de un hilo, el fino hilo que separaba el éxito del fracaso. El Rayo debía hacer bueno el punto sumado pero no debía en ningún caso renunciar a los tres. Y no renunció. Isi, con un gran lanzamiento de falta llevó el 'uuuuy' de nuevo a un estadio que creía en la remontada de los suyos.

Los centros laterales no generaban todo el peligro que necesitaba el partido, pero el fútbol fresco y alegre del Rayo llevaba el partido hacia campo visitante. Sampaoli se desesperaba en su cabina con cada imprecisión de su equipo y el Rayo crecía a pasos agigantados. El partido ya era precioso no por su fútbol, sino por la tensión que generaba cada jugada.

Un gol anulado a cada equipo por fuera de juego, centros al área, robos y despejes, balones divididos, transicisión sin finalizar, un paradón de Bono a disparo de Alvaro y muchos nervios, nos llevaron a los instantes finales en los que pudo haber pasado de todo pero en los que no pasó nada más. Reparto de puntos y a seguir peleando.