Un Rayo excesivamente contemplativo tuvo que disputar 120 minutos ante un Huesca que no está viviendo sus mejores momentos en segunda división. Y a juzgar por lo visto a lo largo de todo el encuentro casi que no mereció la holgada victoria que reflejó en el marcador. Porque tuvo que aparecer San Óscar Valentín para solucionar un partido que se iba a los penalties.

El dominio inicial fue del conjunto franjirrojo. Pero a un ritmo que podríamos definir como casi congelado. A juego con la temperatura que poco a poco fue bajando en El Alcoraz. Tampoco ayudó el gélido ambiente (2.629 espectadores) en el estadio oscense con las gradas casi vacías como protesta por el excesivo precio de estos 1/16 de final de copa del rey.

Porque la copa mola pero no a cualquier precio y menos entre una afición que no lo está pasando bien a lo largo de la temporada. No fue muy diferente los primeros 45 minutos de lo que suelen ver en liga. Porque el Rayo llevó la manija y el ritmo del partido, tuvo las ocasiones y anuló el juego local. Raúl de Tomás fue el jugador más activo del cuadro de Francisco.

El delantero franjirrojo estuvo presente en todas y cada uno de las ocasiones de ataque de los vallecanos: las que finalizó él y frustró Juan Pérez o la falta de acierto; y también las que generó y facilitó a sus compañeros como la cesión para que Diego Méndez lanzara fuera aunque ajustado al palo. El Rayo Vallecano merecía la victoria por puntos aunque no por juego ni por ritmo.

El paso por vestuarios le sentó mejor al Huesca que a los de Vallecas. Porque ante la pasividad visitante, los locales empezaron a mostrar las uñas. Primero Mier y luego Lombardo avisaron. La hinchada azulgrana apretaba y disfrutaba de los mejores minutos de los suyos.

Fueron los peores minutos de la franja. El equipo no sabía si meter una marcha más o esperar a la prórroga para aprovechar el cansancio de los locales. Pese a ello la calidad se impuso en jugadas aisladas como en el cabezazo de Camello que no cogió portería por muy poco.

Con los cambios agotados en los dos equipos, sólo quedaba esperar para ver si se imponía el miedo a quedar eliminado en los minutos de descuento o lo fiaban todo a la suerte final de la media hora de añadido o la lotería de los penalties y no la del Niño...

Los primeros 15 minutos de prolongación fueron una extensión de la segunda parte. Camello y Pozo tuvieron las más claras para el Rayo mientras que el recién incorporado Bolívar pudo batir a Dani Cárdenas en un mano a mano que salvó el cancerbero local. El partido no era vistoso pero al menos teníamos ocasiones que llevarnos a la boca.

La tensión se podía cortar con un cuchillo porque el Huesca se creyó que podía hacerle daño a un Rayo excesivamente contemplativo a lo largo de todo el encuentro. El sueño del centenar de rayistas allí presentes pendía casi de un hilo. De la esperanza de que apareciera D. Óscar Valentín, solucionador de prórrogas en anteriores ediciones de Copa del Rey. Y el de Ajofrín volvió a hacer el milagro.

Con 0-1 el Huesca se fue a por todo arriba e Isi sentenció a la contra. Excesivo premio para el Rayo y excesivo castigo para un Huesca que le puso más corazón que la franja.

El lunes, el Rayo conocerá a su rival en octavos en el sorteo de la Copa del Rey 23/24