Una imagen vale más que mil palabras. El camino de Iñigo López desde el banquillo hasta el túnel de vestuarios al descanso del Rayo 1-1 Cádiz fue una clara muestra del estado de un técnico que, después del partido y en sala de prensa, dejó escapar algo de ese enfado y esa preocupación que mostró tras la primera parte ofrecida por su equipo.
En la rueda de prensa posterior al partido, el técnico franjirrojo empezó hablando de su disgusto por lo ocurrido en la primera mitad. "En la primera parte no hemos estado bien, no hemos estado a la altura de lo que requiere un partido así y el punto es justo", buscando una explicación a lo sucedido al comentar que "quizá tengas en el cerebro que si pierdes te cogen y nos ha hecho estar agarrotados en la primera parte y que diéramos casi por bueno un empate. Lo acepto, pero no estoy contento y ellos tampoco. Se trata de seguir estimulando esto, porque no podemos salir con todos los puntos que quedan a empatar y que no nos quiten distancia. No es nuestra esencia".
Su moderado disgusto en sala de prensa dio paso a la preocupación por no haber sido capaz de mantener en el equipo el nivel mostrado ante el Real Madrid en su estreno en Vallecas. "Hemos ido de más a menos desde mi llegada y me apunto el debe de tener que solucionarlo. El análisis es claro y debemos ir a por él. Es una maravilla tener a los jugadores que tenemos, pero en este último tramo de la temporada se necesita un impulso extra".
Iñigo se mostró ayer a medio camino entre el enfado al descanso y la preocupación al final del encuentro. Queda mucho trabajo por hacer.