Soñar en grande. Eso es lo que hizo Pelayo en verano cuando cambió el filial del Barsa por el primer equipo del Rayo Vallecano en su centenario. El objetivo era debutar en primera división y convertirse en un central de futuro en la élite. Y por lo visto en su debut va camino de conseguirlo.

Y ahora el defensa asturiano se ha puesto a soñar en grande para lograr lo impensable a comienzo de temporada: meter al Rayo en Europa. Quedan 24 puntos que el equipo tiene que atesorar para no depender del resto de resultados. El mensaje desde el vestuario es ambicioso pese a su juventud.

"Íñigo es el primero que quiere clasificarse a Europa. El discurso que él hace es muy bueno para todos porque nos permite darnos cuenta que somos el Rayo Vallecano para lo bueno y para lo malo. Tenemos que ir con calma y cuando queden una o dos jornadas y seguimos ahí metidos.. pues vamos a intentarlo por todo el barrio" explica Pelayo durante una entrevista en Radio Marca.

Allí recordó sus primeros minutos en Liga ("Debutar es algo muy bonito. Tardó en llegar pero con trabajo salió bien y muy contento por cómo fue") y también fue sincero con algunos malos momentos pasados a lo largo de la temporada. "Cuando llegué al Rayo Vallecano tenía muy claro al club al que venía. Es un Primera y, aunque yo venía de uno de los mejores filiales del mundo, no dejaba de aterrizar en otra categoría más importante y con gente ya muy asentada en este equipo. Ha sido difícil porque a ninguno nos gusta estar en el banquillo, pero era consciente a donde venía. Mis compañeros han sido claves en ese aspecto" explicó el jugador.

Sin minutos, la posibilidad de salir en el mercado de invierno estuvo ahí pero él la rechazó de plano: "Hablé con el míster y la directiva y yo siempre he querido quedarme. Las dos partes queríamos continuar en enero porque soy consciente de que tengo 21 años, soy muy joven y estoy aprendiendo muchas cosas que hasta ahora no había vivido en el fútbol".