Sandoval jugó sin delantero centro de referencia y con una línea defensiva en la que Coke apoyaba a Tito por el costado derecho, intentando que el Celta tuviera poca llegada por banda, precisamente una de las armas ofensivas de los celestes.
El partido empezó con un ritmo frenético y durante diez intensos minutos las ocasiones de gol se fueron sucediendo en una y otra área. El primero en avisar sería Movilla que, a los veinte segundos, remataba cruzado una gran acción personal de Piti. A los dos minutos llegaría la réplica gallega, con Michu poniendo a prueba los reflejos de un Dani que sería salvador a lo largo del choque.
El inicio no podía ser más prometedor. Arribas, de cabeza, remataba fuera en el minuto tres y Túñez contestaba en el siete. A partir de ahí el juego entraría en una fase de ‘autocontrol’ en la que ambos equipos se limitaron a tantearse sin imprimir velocidad al juego. De nuevo volverían las hostilidades en el tramo final del primer período. El primero en despertar sería Trejo, nuevamente destacado en el encuentro, que tras superar en velocidad a tres rivales no supo culminar en el remate definitivo. La respuesta de los de Paco Herrera no se haría esperar y Dani Abalo hizo temblar la portería de Dani al estrellar un gran disparo contra la escuadra. Nuevamente Trejo, con un intento de cabeza que no llegó a conectar, rozó el 0-1, mientras Iago Aspas, al filo del descanso, remataba fuera a la derecha de la portería franjirroja.
Un punto que vale más que un punto
La segunda parte bajó el ritmo y se convirtió en un choque de demasiados “cuidados”. Cuidado de no equivocarse, cuidado para no perder, cuidado… por nada, y el tiempo se esfumaba poco a poco. Entre tanta sensación de inquietud generalizada Dani Abalo reclamaba penalti en el área vallecana y Michu fallaba, cuando estaba en clara ventaja ante la portería visitante.
En el cincuenta y uno sería Piti, y un minuto más tarde Trejo, el que volvería intentarlo, pero el partido ya se había enfriado. Algunos destellos aislados, como un disparo de falta directa efectuado por Javi Fuego y despejado de puños por Yoel, fueron lo único reseñable en una recta final de partido a la que únicamente le quedó el abrazo definitivo de dos equipos que se daban por satisfechos. A pesar de todo, Herrera daba entrada a DeLucas, que obligó a Sandoval a recomponer la defensa, sacando del partido a Casado –ya había visto una cartulina- y colocando a Tito en su lugar, retrasando a Coke y dando entrada a Susaeta.
El Rayo se limitó a ralentizar más el juego, a controlar totalmente el balón y el ritmo del choque, buscando que el pasado se aliara con el presente en busca de un futuro mucho más prometedor.
