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Presa fácil para una Real Sociedad de Champions

Escrito por Domingo, 14 Abril 2013

    El Rayo Vallecano cayó ante la Real Sociedad en un partido en el que no tuvo ninguna opción desde el primer minuto. Los goles de Agirretxe en el primer cuarto de hora sentenciaron el choque.


    Ficha técnica

    Rayo Vallecano (0):Rubén; Tito (Arbilla, minuto 16), Gálvez (A), Jordi Figueras (a), Casado, Javi Fuego (A), Trashorras (Delibasic, minuto 61), Lass (José Carlos, minuto 16), Chori Domínguez (A), Piti (A)y Leo.

    Real Sociedad (2): Bravo, Carlos Martínez, Mikel González, Markel, Iñigo, Griezmann, Illarra (A) (Elustondo, minuto 75), Agirretxe, Xabi Prieto (Ifran, minuto 82), Carlos Vela (A) (Chori Castro, minuto 76) (A) y De la Bella.

    Goles: 0-1. Minuto.5. Agirretxe; 0-2. Minuto 13. Agirretxe.

    Árbitro: Alvarez Izquierdo.


    El Rayo Vallecano se dio de bruces con la realidad cuando la Real Sociedad, serio y claro aspirante a un puesto Champions esta temporada, impuso su orden, su calidad y su contundencia dejando totalmente bloqueado a un equipo incapaz de salir del atolladero. Jémez, que ya había avisado de sus intenciones de volver a confiar en la dupla Gálvez-Figueras en el eje de la defensa, tiró de la misma estructura que había funcionado a las mil maravillas en Balaídos, pensando en que la continuidad sería una de las principales armas para superar a los donostiarras, que desde el primer minuto fueron muy superiores a los franjirrojos.

    La Real, ordenada desde zona defensiva, tomó el mando de las operaciones en el centro del campo y, en apenas un cuarto de hora, sentenció el partido y lo llevó a un terreno desconocido e infranqueable para un Rayo incapaz de recuperar su imagen y su frescura. El balón no permanecía en posesión vallecana más allá de los toques de la línea defensiva, Trashorras no tenía margen de movimiento y Javi Fuego, presionado y asfixiado en la salida del balón, no podía suplir al lucense en funciones creativas. Con el cuadro de mando controlado, la Real jugó a placer y se permitió el lujo de llevar el partido a donde más le convenía.

    En el primer cuarto de hora los de Montanier aprovecharon los despistes defensivos locales para, con dos jugadas idénticas con llegada por la banda derecha del Rayo, sentenciar el choque. La historia del partido se redujo a dos remates de Agirretxe, a un 'ataque de entrenador' de Jémez 'señalando' públicamente a Tito y Lass y a un quiero y no puedo de un Rayo incapaz de recuperar su imagen y de manejar el balón como acostumbra. Las dos llegadas por la misma banda sirvieron de excusa al entrenador franjirrojo para sustituir a Tito y Lass por Arbilla y Jose Carlos, cuando apenas se habían cumplido dieciséis minutos de juego. Los cambios no mejoraron ofensivamente la imagen del equipo, aunque, al menos, sirvieron para estabilizar defensivamente a un Rayo a merced de su rival.

    Con las líneas muy juntas, la defensa ordenada y con la calidad de muchos de sus futbolistas, los donostiarras impusieron su fútbol y manejaron los tiempos de un partido que varió en la segunda mitad en la dinámica del juego, aunque no lo hiciera en las ocasiones de gol ni en las intenciones finales de un Rayo flojo en líneas generales.

    En el segundo período, tras una primera mitad en la que la falta de fútbol y de remate fue la tónica de los franjirrojos, el partido varió en posesión, aunque transcurrió plácidamente para un Bravo inédito durante toda la mañana. El balón ya pertenecía totalmente al Rayo, pero su fútbol moría en las inmediaciones de un área al que tan solo Piti se asomaba con contadas gotas de calidad, mientras 'Chori' mostraba varios 'ramalazos' de locura en sus carreras de presión y Leo veía como cada balón que llegaba cerca le superaba o era despejado por la contundente defensa donostiarra.

    Los verticales contragolpes de los blanquiazules inquietaron a una línea medular que dejaba más huecos y que ofrecía espacios, obligando tanto a Figueras como a Gálvez a estar totalmente concentrados ante las vertiginosas llegadas de los puntas visitantes.

    La fiesta se completó con una explosión de júbilo espectacular en una grada en la que dos mil aficionados de San Sebastián disfrutaron de una mañana plácida de fútbol, en la que su equipo continuó mostrando sus credenciales de aspirante a Champions y de gran revelación de la liga.

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