U.D. Las Palmas (0): Raúl Lizoain, David Simón, Aythami, Bigas, Alcaraz, Dani Castellano, Hernán (A) (Wakaso, minuto 60) (A), Culio (Elzhar, minuto 60), Roque (William José, minuto 71), Jonathan Viera y Araujo (A).
Rayo Vallecano (1): Toño, Nacho (A), Amaya (A), Llorente, Rat (A), Trashorras, Baena (A), Embarba (A) (Jozabed, minuto 54), Bebé (Quini, minuto 87), Pablo Hernández y Javi Guerra (Manucho, minuto 75).
Arbitro: González González.
Goles: 0-1. Minuto 42. Javi Guerra.
El Rayo Vallecano visitaba a la U.D. Las Palmas con la presión del único punto conseguido en tres jornadas y con la necesidad, más allá de la victoria, de conseguir reencontrarse con su fútbol, con su imagen y con el gol. Para lograrlo, el técnico Paco Jémez tuvo que improvisar nuevamente una línea defensiva inédita con dos laterales zurdos -Nacho ejerciendo en banda derecha- y con un ataque en el que volvió a confiar en Javi Guerra, moviendo de posición a Pablo Hernández, que adelanta a un Fariña que se quedó fuera.
Los primeros compases del partido sirvieron para que los canarios se imaginaran un partido diferente al inicialmente previsto. El conjunto amarillo salió 'mandón' y quiso imponer su velocidad en ataque para sorprender a Toño, que volvía a la titularidad en detrimento de Juan Carlos. Con Jonathan Viera especialmente activo, los de Paco Herrera inquietaron a los franjirrojos hasta tres cuartas partes del terreno de juego, aunque no estuvieron acertados en los metros finales. Por su parte, el Rayo intentaba capear el temporal con un balón que al principio 'quemaba' en las botas de Bebé o Embarba, pero que finalmente, y con el paso de los minutos, empezaría a encontrar la templanza desde el dominio de Trashorras y el desborde del portugués.
A la media hora, y tras varias idas y venidas de un partido que por momentos parecía volverse loco, un ataque de tres para dos de los locales activó definitivamente la recta final del primer período. Jonathan Viera lo remató alto. La respuesta de los rayistas no se haría esperar y apenas dos minutos más tarde sería Javi Guerra el que lo intentase, aunque su disparo, tras golpear en un defensa, llegó mansamente a las manos de Lizoain. Eran, de largo, los mejores momentos del encuentro y Toño también quiso sumarse a la fiesta. El cancerbero franjirrojo realizaba una gran intervención a disparo desde la frontal, instantes antes de que los canarios se inventaran un nuevo contraataque rematado alto por Jonathan Viera. Las Palmas lo tenía claro, robar y correr, aunque el Rayo también sabía lo que quería hacer, controlar, jugar y buscar la superioridad desde el juebo combinativo. Solo quedaba por ver quién terminaría imponiendo su estilo.
Tras una buena acción peleada por Bebé en banda izquierda llegaría la jugada que rompería las hostilidades y que pondría por delante al Rayo. Dos toques de cabeza consecutivos, el segundo de Roberto Trashorras con mucha intención, habilitarían a un Javi Guerra que, tras un toque sutil, conseguiría superar a Lizoaín para adelantar al Rayo (0-1, minuto 42).
Gran despliegue físico, solidaridad e inteligencia para sacar adelante el resultado
En la segunda mitad el Rayo fue muy inteligente y supo maniatar a su rival haciendo gala de un extraordinario despliegue físico y de una gran coordinación de movimientos para asfixiar la ineficiente salida del balón de los locales. Cada balón en banda era presionado por cuatro jugadores del Rayo, cada pase atrás recomponía al equipo en bloque y cada balón bombeado a la frontal era una bocanada de aire fresco para un equipo que estuvo soberbio en la lectura de lo que requería el partido. El único que intentó bajar el balón y jugarlo por el suelo fue un Rayo que, pese a no tener su mejor noche en cuanto a claridad de posesión, fue superior a una Unión Deportiva incapaz de superar las líneas vallecanas.
Pese a todo, el primer aviso de la continuación llegaría a cabo de un David Simón que se iría apagando y que en su último aporte al partido remataría ligeramente desviado. El Rayo, que iría creciendo gracias a su derroche defensivo, llegó al ataque por banda izquierda tras una buena combinación entre Trashorras y Rat, aunque el envío del rumano sería mal rematado por el goleador Javi Guerra. Eran los primeros compases de un partido que poco a poco iría tiñéndose de franjirrojo. Para potenciar la predisposición rayista emergió la imponente figura de un Bebé que pasó de la titularidad a la grada y viceversa para convertirse esta noche en un coloso en la banda. Un misil del jugador cedido por el Benfica sorprendió a Lizoain y estuvo a punto de convertirse en el segundo de la noche.
Con el partido decantándose hacia lado vallecano, y tras reclamarse penalti en una acción de Amaya que tocó balón en un despeje dentro del área, Jémez recompuso a su equipo buscando mayor presencia en el centro del campo. Sacó del partido al explosivo Embarba y dio entrada a Jozabed, desplazando a Pablo Hernández a la banda, con lo que el triángulo formado por Baena, Trashorras y Jozabed ya no perdería el timón del partido en todo momento.
Bebé volvía a intentarlo con otro remate lejano y Jozabed se escapó entre los centrales pero su remate, blando, no complicó la vida a Lizoaín. El Rayo seguía creciendo, mientras que Las Palmas se desesperaba y buscaba, con más corazón que cabeza, acercarse a las inmediaciones del área de Toño.
Ya en los instantes finales y con Las Palmas en plan suicida, con tres defensas y con mucho equipo por delante del balón, se sucedieron más ocasiones de gol para un Rayo que pudo matar el partido en las botas de Manucho o Jozabed, pero que se conformó con el gol de Guerra y con una victoria que sabe a gloria ante un rival directo en el objetivo por la permanencia. Hoy se ganó una batalla, el miércoles continúa la lucha ante un Sporting que llegará con ganas de aguar la fiesta a los franjirrojos.